Telefónica se regala un Plensa en su centenario
► ‘Iris’, escultura de seis metros de altura y cuatro toneladas de peso, se halla en el lago de la sede de la compañía
Telefónica arranca la semana grande de su centenario con un espléndido autorregalo: una monumental escultura de Jaume Plensa, instalada en el lago, en pleno corazón de esta especie de ciudad que es Distrito Telefónica. «Iris, bienvenida a casa», rezaba un cartel. Realizada en acero inoxidable pintado en blanco, mide seis metros de altura y pesa cuatro toneladas. Ha habido que reforzar el suelo con una plataforma de hormigón. Representa el poder de la comunicación y de las palabras, algo en lo que conectan Telefónica y Plensa. ‘Iris’ se suma a la colección de arte de la compañía, que atesora más de 1.100 obras.
Fue Plensa quien eligió el lago para instalar su escultura. Parece que siempre ha estado ahí. Es una de las virtudes del escultor catalán: sus obras se adaptan enseguida a los entornos para los que han sido concebidas. El agua es, para él, fuente de vida: «Nunca he creído que los océanos nos separen; todo lo contrario, nos unen». Las letras de la cabeza de ‘Iris’ se prolongan semejando raíces que se hunden en el agua. «Buscaba algo que uniera mi mundo con el de ellos, que es la comunicación, poner en contacto a las personas, crear puentes. Esa ha sido mi obsesión –comenta
Plensa a ABC–. Me parecía que era bueno el rostro de una mujer, que tiene la capacidad de guardar la tradición y llevarla al futuro con los alfabetos. Como escogí el agua, me pareció muy bonito que naciera casi como los juncos y se fuera conformando».
Alfabetos y retratos
Plensa aborda dos direcciones en su obra y en ‘Iris’ ha hecho una síntesis de ambas: «Por un lado, los alfabetos y letras de distintas culturas, que para mí es una fotografía extraordinaria de la diversidad. Por otro, retratos de mujeres. He llevado a cabo un híbrido, que no había realizado nunca: un retrato hecho de letras de ocho alfabetos: el hebreo, el árabe, el chino, el japonés, el cirílico, el griego, el indi y el latín. Creo que es muy bello. Ves a través de ella. No oculta lo que hay al otro lado. Se integra en el entorno, que era mi ambición. Además, representa bien una compañía que vive de la comunicación y alrededor de la que hemos crecido todos. Me ha hecho mucha ilusión».
Es la primera vez que Plensa colabora con una compañía, pero confiesa que la experiencia ha sido «inspiradora. El teléfono parece algo banal, pero es un vínculo que nos une. ‘Iris’ empezó como un yo, pero ahora es vosotros. Según la mitología, Iris era la que llevaba los mensajes y quien llenaba las nubes de agua para que volviera el mundo más fértil. El agua como el gran lugar de la comunicación, el gran espacio público, siempre en movimiento y transformación. Nos da un sentido de lugar. Cuidadme un poquito la pieza. Me encanta. Yo sería mi gran coleccionista si pudiera».
Esta semana Plensa hará doblete. El jueves se inaugura, coincidiendo con la apertura de la Bienal de Venecia, ‘Janus’, en la iglesia de San Gallo, la más pequeña de la ciudad de los canales, sin culto, a un paso de San Marcos. Sonríe cuando le decimos que se ha vuelto muy mitológico. Iris, Jano... Este último, dios de los comienzos y los finales, suele representarse con dos caras. No quiere desvelar mucho del proyecto: «Estoy obsesionado con la idea del pasado y el futuro, representado en lo femenino. Jano es ese doble rostro que todos llevamos en nuestro interior, siempre mirando para atrás, al pasado, a ver si encontramos algo que nos ayude a entender este enigma, y aterrorizados por ese miedo a lo desconocido, el futuro». Habrá piezas en cristal de Murano, tan veneciano y que ha usado mucho en su carrera. «En San Gallo he hecho lo contrario que hice en San Giorgio Maggiore hace años. Allí era muy espectacular. Aquí es todo muy íntimo, una exposición introvertida, personal. Lo contrario al con
Este jueves inaugurará en la iglesia de San Gallo de Venecia una exposición muy íntima, coincidiendo con la 60 Bienal de arte
cepto de bienal. Tenía ganas de algo así».
De Venecia, a Taipei, donde le han encargado una escultura (se inaugurará el 4 de mayo) para un nuevo museo, Fubon. El edificio lo firma Renzo Piano. Cinco días después, inaugura muestra en la galería Lelong de Nueva York. Hará un alto en junio para visitar Madagascar y ver el trabajo que lleva a cabo una ONG con la que colabora desde hace tiempo. En octubre regresará a Madrid, donde el Espacio Fundación Telefónica le dedicará una monográfica. Además, ha sido investido doctor ‘honoris causa’ por la Universidad de Notre Dame en Indiana (Estados Unidos). «Me hace ilusión». Pese a su cara de no haber roto un plato en su vida, confiesa que fue «un niño malo. Mis padres sufrían mucho. Era un estudiante desastroso. No soporto la disciplina ni la rutina».
«Te enamora, te engancha»
Plensa estuvo acompañado por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, quien no escatimó elogios para el artista (subraya su humanidad en un mundo de tecnología) y para ‘Iris’. «Queríamos algo que trascendiera, que quedara en el tiempo. ‘Iris’ tiene algo mágico; te enamora, te engancha». Álvarez-Pallete quiso sorprender a ‘ los telefónicos’ y hubo que montar la escultura durante el fin de semana. «Tuvimos que correr un poquito, la verdad», advierte Plensa. Aconseja ver la pieza de noche: «Es mágica. Es otra lectura. El agua está calmada, sin el surtidor, y es como un espejo que refleja la pieza. Esta obra genera una cierta emoción». Ayuso felicitó a «un gigante de las telecomunicaciones que, con solidez y modernidad, nos ha hecho la vida más fácil, y fue pionero en expandir sus redes por Iberoamérica». También quiso felicitar a Plensa: «Donde deja sus esculturas, deja un equipo de fans. Como ha ocurrido con ‘Julia’, que ya es parte de Madrid».