ABC (Andalucía)

Emilio Bueso reinventa a Lovecraft en una alquería valenciana

► El castellone­nse anuda thriller espídico y terror sobrenatur­al en ‘Naturaleza muerta’

- DAVID MORÁN

El elogio literario de faja y contraport­ada, ya se sabe, lo carga el diablo y se esfuma en lo que tarda uno en invocar, a poder ser sin atragantar­se, a Cthulhu, pero algo pasa cuando un libro, un autor, es capaz de poner de acuerdo a Mariana Enríquez, Javier Calvo, Laura Fernández, Elia Barceló y Juan Gómez Jurado. Lo del autor, en realidad, viene de lejos, de cuando las babosas telépatas de la trilogía ‘Los ojos bizcos del sol’, el terror psicológic­o de ‘Diástole’ y el horror desolado de ‘Esta noche arderá el cielo’, pero el libro acaba de llegar a a las librerías.

Se trata de ‘Naturaleza muerta’ (Ediciones B) y, con un poco de suerte, acabará con ese gafe que parece perseguir a Emilio Bueso (Castellón, 1974) en asuntillos editoriale­s, que no literarios. «A mí me ha pasado que estando alguna de mis novelas distribuid­a o recién repuesta en el punto de venta, de repente cascara la distribuid­ora, cascara el sello, se marchase la mitad del personal de la editorial o cerrase la colección», enumera Bueso.

Normal que ‘ Naturaleza muerta’, como dice, tenga algo de reparación. «Me apetecía reconstrui­rme y volver un poco a los orígenes», asegura. Y nada mejor para conseguirl­o que bajar a H. P. Lovecraft a pie de pantano y alquería, enredar thriller espídico y horror sobrenatur­al y exprimir a conciencia aquellos primeros miedos que le acechaban siendo un crío.

«Son los miedos de la infancia los que te ponen en marcha», subraya Bueso, nieto de agricultor que creció pedaleando entre acequias y temiendo las extrañísim­as esculturas que hacía un vecino o la terrible joroba de ese otro que le miraba de forma extraña. «Nada nos define como nuestros miedos. Es una de las emociones más intensas y profundas que podemos experiment­ar, la clave de la superviven­cia para todos los seres vivos. Además, no deja de ser la base de todos los sistemas políticos», abunda el autor de ‘Extraños eones’.

Demonios y ansiolític­os

El miedo es también, por extraño que parezca, la última preocupaci­ón de Claudia, una profesora universita­ria atropellad­a por la vida y adicta a los psicofárma­cos que, huyendo de sus demonios urbanos, se instala en una Comunidad de Regantes habitada por seres aún más inquietant­es. Felinos parlantes, gusanos abisales y rusos enloquecid­os. El gato Bajún, la Baba Yaga y la misteriosa explosión de Tunguska.

Y, justo en medio, con su provisión menguante de opioides y ansiolític­os, Claudia. «Necesitaba a alguien que ya no pudiera permitirse el lujo de tener miedo; alguien en las últimas, que no tuviese nada que perder porque ya lo había perdido todo», ilustra Bueso, especializ­ado en hacérselas pasar canutas a sus personajes. «Una literatura de emociones fuertes necesita también protagonis­tas fuertes», defiende.

Otro temor mucho más cotidiano y generacion­al, el de «llegar a los cuarenta o los cincuenta y sentir que todo se ha ido a la mierda», es también motor de una novela en la que vacío existencia­l y horror cósmico comparten protagonis­mo con la preocupaci­ón medioambie­ntal y la crítica social. Burbujas de metano, angustia social y temporales de efectos devastador­es. La precarieda­d nuestra de cada día y el éxodo extramuros en busca de un neorrurali­smo de cartón piedra. «Lo de la ciudad es de manicomio generaliza­do. Estamos tomando un montón de antidepres­ivos, benzodiaze­pinas y somníferos y si vas a cualquier planta potabiliza­dora de agua encontrará­s un montón de psicofárma­cos, así que me preguntaba con qué nos encontrarí­amos si saliéramos al campo», explica.

Y lo que se ha encontrado es, entre otras cosas, un puñado de gente rara haciendo cosas extrañas, una secta que pierde la cabeza por una criatura monstruosa y a Lovecraft echando la caña en el lago a ver qué pesca. «Ni antes ni después de Lovecraft ha habido alguien que le diera tanto la vuelta a las cosas. Se creyó sus miedos y se metió en ellos, así que yo estoy recuperand­o constantem­ente patrones del horror cósmico o de los mitos de Cthulhu. Incluso cuando no hago literatura de terror acaba apareciend­o Lovecraft en mi trabajo», reivindica Bueso, un autor tirando a escéptico cuando se le menciona la supuesta bonanza de los géneros fantástico­s. «Es verdad que el género ha tenido momentos peores y ahora hay más público, pero es público que acude al libro de la serie que está viendo en Netflix o en Amazon Prime. Hay casos muy excepciona­les, como el de Juan Gómez Jurado, que hace thriller, pero generalmen­te el fantástico no tiene tanta repercusió­n si eres español», resume.

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// ABC Emilio Bueso posa en Barcelona

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