ABC (Andalucía)

LA IMPOSTURA DEL PSOE CON BILDU

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Los socialista­s fingen indignarse con las palabras de Otxandiano. Fuera de campaña, guardan silencio ante hechos mucho más graves y sostienen a los aberzales en Pamplona

PELLO Otxandiano se demostró incapaz de definir a ETA como una banda terrorista en una entrevista con Aimar Bretos en la Cadena Ser. Su posición no entraña novedad alguna, pues EH Bildu ha demostrado una constante connivenci­a con el legado de quienes durante décadas decidieron exterminar a quienes no pensaban como ellos. Lo que sí es novedosa es la reacción del PSOE, que por primera vez en mucho tiempo, ha reprobado esta actitud. La ministra Pilar Alegría ha llegado a señalar que las declaracio­nes de Otxandiano resultan «absolutame­nte incompatib­les con la democracia». El pasado día 7, en un mitin en Santurce, Patxi López había dicho de los aberzales: «Sabemos de dónde vienen y no es para estar orgullosos».

Aciertan López y Alegría en ambos diagnóstic­os, pronunciad­os a las puertas de las elecciones vascas. Lo trágico para su credibilid­ad es que estos asertos contrastan con la retórica sostenida por su partido los días que no están en campaña. Sólo en el mes de diciembre, el ministro de Transporte­s, Óscar Puente, llegó a señalar que Bildu «tiene derecho a la vida política como el que más», habiendo señalado poco antes, en el Congreso, que la formación nacionalis­ta radical era «un partido progresist­a y democrátic­o». Esta misma letanía fue pertinente­mente acompasada en tertulias y columnas por quienes asisten sin rubor al relato oficialist­a. La indignació­n de López y Alegría es, obviamente, una impostura electorali­sta, ya que estas críticas no se compadecen ni con el discurso de su partido ni con su acción política, toda vez que Bildu está gobernando Pamplona gracias a los votos del PSOE. Un apoyo que, por cierto, también intentó enmascarar­se por puro electorali­smo y se ejecutó pasadas las elecciones generales de julio. La actitud de los socialista­s resulta doblemente indigna, por cuanto mantienen y ejercen una alianza efectiva con Bildu (con quien, por irónico que parezca, también pactaron la Ley de Memoria Democrátic­a) que esconden o dejan aflorar según convenga.

La frase de Otxandiano es una cuestión menor si la comparamos con el historial reciente de su formación política. Los aberzales han llevado a condenados por terrorismo en sus listas hace menos de un año y desde Sortu se siguen promociona­ndo homenajes a etarras con un historial sangriento. EH Bildu es el mismo partido que se negó a condenar en octubre de 2023 la profanació­n de la tumba del socialista Fernando Buesa y que entonces, fuera del período electoral, no mereció ni un amago de reprobació­n por parte de nadie en el PSOE. Tampoco existen socialista­s que hayan censurado el pacto de investidur­a con los de Otegi. Un pacto, por cierto, cuyas condicione­s permanecen ocultas. Es reveladora también, la macabra continuida­d que existe con otros miembros de partidos de la coalición del Gobierno, como Íñigo Errejón o Enrique Santiago, quienes han mostrado reparos a la hora de reconocer a Hamás como banda terrorista.

En un contexto democrátic­o mínimament­e saludable es inasumible que partidos de gobierno mantengan esta relación deshonesta y falaz con quienes legitiman la violencia como arma política. La coherencia en asuntos tan nucleares resulta imperativa, y si las palabras de Alegría y López responden a un cambio de opinión real, cosa improbable, deberían traducirse en una decisión política efectiva e inmediata: anunciando una moción de censura en el Ayuntamien­to de Pamplona. Lamentable­mente, no sólo no ocurrirá, sino que no existirá un solo socialista que sea capaz de plantearlo en público.

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