La mayor red de narcolanchas del Estrecho se dirigía desde Lisboa
► La organización estaba radicada en una urbanización de lujo y estaba dirigida por un histórico contrabandista ► Contaba con la última tecnología en comunicaciones y disponía de una decena de embarcaciones ultrarrápidas
Desde Lisboa se controlaban hasta ocho o nueve ‘gomas’ diarias para que funcionaran de transporte a otras bandas que se dedican a meter droga en España por el río Guadalquivir. La red que ayer era desarticulada en una importante operación policial tenía su ‘centro de coordinación’ en Portugal. Allí, desde una lujosa urbanización de Lisboa, uno de sus cabecillas daba las directrices a todos los miembros de la banda para que fueran y vinieran de Marruecos según las indicaciones que iba recibiendo.
Según fuentes de la investigación, también contaban con infraestructura y una amplia red de colaboradores en Sanlúcar de Barrameda, de donde eran originarios los cabecillas del entramado, entre ellos, algunos conocidos de la zona. La organización disponía de una media de entre ocho y diez embarcaciones, narcolanchas, «que se encontraban en todo momento en el agua» –con sus respectivas tripulaciones-, así como de una nutrida red de pequeñas embarcaciones que utilizaba para facilitar a las anteriores todo lo necesario (víveres, gasolina, etc), las llamadas ‘petaqueras’.
La investigación, que ha sido coordinada y dirigida desde la Fiscalía Especial Antidroga de Jerez, se inició en mayo del año pasado cuando los agentes detectaron que la organización criminal trataba de recoger un cargamento de 6.000 kilos de cocaína de un narcosubmarino proveniente de Sudamérica. Sin embargo, los problemas mecánicos que sufrió la embarcación durante la travesía provocaron su hundimiento, hecho que frustró esta acción criminal.
A partir de ese momento, las pesquisas policiales giraron en torno al funcionamiento de la estructura de la organización, acreditando que sus jefes estaban asentados en las localidades gaditanas de Sanlúcar de Barrameda, Chipiona y, en la sevillana, El Cuervo.
Como indican los investigadores se trataría de la mayor red de narcotransportistas del Estrecho estaba detrás de las últimas aprehensiones de 4.000 kilos de hachís y 627 kilos de cocaína, esta última en una narcolancha en Matalascañas, interceptada por el Servicio Marítimo.
La operación, adelantada ayer por LA VOZ de Cádiz, se desarrolló de forma simultánea en España y Portugal y finalizó con la detención de 19 personas más otras doce que ya se encontraban en prisión y la práctica de hasta 24 registros domiciliarios. Asimismo, permitió abortar hasta cuatro operaciones de la organización e incautar tres armas cortas, 1.400.000 euros en efectivo, 19 vehículos de alta gama, sistemas de comunicación, material informático y dos narcolanchas en el país luso más otras tres embarcaciones en España. En el operativo participaron 250 agentes.
El centro de coordinación de Lisboa tenía «la más alta tecnología a nivel de comunicaciones». Dado el gran potencial económico de la organización, sus miembros contaban con férreas medidas de seguridad y autoprotección. «En este sentido, disponían de los más avanzados medios para transmitir la información tanto a nivel individual como en las comunicaciones navales».
Gracias a la estrecha colaboración de la Policía Judiciária de Portugal, los
En la operación, realizada en España y Portugal, fueron detenidas 19 personas y se realizaron 24 registros domiciliarios
Además de las narcolanchas, la red contaba con el apoyo logístico de pequeñas embarcaciones
La red estaba detrás de las últimas aprehensiones de 4.000 kilos de hachís y 627 kilos de cocaína que se traían de Marruecos
agentes localizaron el centro de operaciones del entramado, ubicado en una lujosa urbanización de los alrededores de Lisboa. Éste se encontraba dirigido por un histórico narcotraficante, huido de la justicia española, que se encargaba de dirigir y coordinar todas las operaciones navales.
La alta tecnología en las comunicaciones permitía un absoluto control de todas sus embarcaciones -para la carga, transporte y descarga del estupefaciente- así como una vigilancia total de los medios aéreos y marítimos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que operan en el Estrecho». De esta forma, cuentan los investigadores, cada vez que había una operación, los líderes de la organización viajaban desde España hasta allí para coordinar la infraestructura necesaria que permitiera llevarla a cabo, estableciendo a su vez contacto directo con los responsables de la mercancía estupefaciente.