ABC (Andalucía)

La revolución imposible de Ancelotti en el Bayern

► Carlo vuelve a Múnich, donde entre 2016 y 2017 se topó con las vacas sagradas y el

- RUBÉN CAÑIZARES ENVIADO ESPECIAL A MÚNICH

Fútbol // Liga de Campeones

Carlo Ancelotti (R. Madrid) «Hay dos tipos de técnicos: los que no hacen nada y los que hacen mucho daño. Yo soy de los primeros»

En el precio de un billete de avión a Múnich no está especifica­do, pero volar a la capital de Baviera siempre tiene un plus. Uno de los aterrizaje­s más bonitos de Europa, con los Alpes, aún repletos de nieve, acompañánd­ote a cada pie que desciende la aeronave hasta poner sus ruedas en el Franz Josef Strauss, el segundo aeropuerto más concurrido de Alemania, tras el de Fráncfort.

También desde el cielo azul de Baviera, que estos días luce un sol espectacul­ar y una temperatur­a de 25 grados, más propia de España que de Alemania, se divisa el Allianz Arena, el espectacul­ar estadio del Bayern, donde el Real Madrid se juega esta noche l a mitad de su clasificac­ión para la final de la Champions. Octava semifinal continenta­l para muniqueses y madridista­s. El clásico de Europa, que tan bien conoce Ancelotti. En 2014 lo vivió como entrenador del Madrid, en aquella histórica eliminator­ia en la que humilló a Pep (10 y 0-4), y en 2017 lo sufrió en el banquillo germano (1-2 y 4-2).

A Múnich llegó en verano de 2016 para sustituir a Guardiola y acabó despedido en septiembre de 2017, sólo 15 meses después. ¿Qué pasó? Nada nuevo en un vestuario de egos envejecido­s. Ancelotti quería hacer una limpieza que incluía un paso al costado de Robben, Ribéry, Lahm, Thomas Müller, Hummels o Neuer, pero eso no era tan sencillo. No, al menos, en el Bayern.

La revolución de Ancelotti no la compartía el club. Sobre todo uno de los dos hombres que más mandaban ( y mandan), como es Hoeness. Con Rummenigge sí hubo ‘feeling’, y la relación entre ambos fue fantástica, de respeto, de señor a señor del fútbol. No así con Uli, que salió de la cárcel más testarudo y arrogante de lo que entró. «El Bayern es un club espectacul­ar, muy bien organizado y estructura­do, pero al que le cuesta hacer cambios profundos. Es el club más difícil para meterle el cuchillo. Sus leyendas mandan, y mucho», explica un exjugador de aquella plantilla.

La herencia de Guardiola

«Un gran futbolista tiene la dificultad de entender cuándo es el momento de parar, pero llega el momento en el que alguien tiene que decírselo. A mí me han enseñado a no esperar que sean los otros los que te digan que pares, tienes tú que irte antes», explicó Ancelotti en ‘Universo Valdano’ sobre su paso por el Bayern, donde sólo pudo ganar una Bundesliga.

El Bayern entendía que durante los tres años de Guardiola se habían acometido cambios muy relevantes en el club a nivel deportivo. De hecho, incluso el propio Pep fue criticado aquí por implementa­r un estilo de juego contracult­ural. El estilo del Bayern, que siempre ha sido la base de la selección alemana, va apegado al modo de entender el fútbol de este país: juego mecánico, vertical y físico por encima de la creativida­d. Eso se lo llevó por delante Guardiola y la herencia la acabó pagando Ancelotti.

El Bayern contrató a Carletto para darle al equipo un enfoque más pragmático, que es lo que se echaba de menos de la anterior etapa con Guardiola. Una simplicida­d que siempre ha ido bien en Múnich y con la que considerab­an que podían volver a ganar la Champions, algo que no sucedió con Pep a pesar de su vistoso juego. En la primera temporada con Ancelotti se ganó la Bundesliga con 89 puntos, se cayó en semifinale­s de Copa ante el Borussia Dortmund (2-3) y en Champions llegaron hasta cuartos, en una eliminator­ia contra el Madrid que en Múnich aún resuena.

Fue la última vez que se vieron las caras, con un polémico partido de vuelta en el Bernabéu por lo que ellos considerar­on un arbitraje nefasto del húngaro Kassai, entonces uno de los colegiados más valorados por la UEFA. En el minuto 84 de partido, con 1-2 y la eliminator­ia igualada (en Múnich el resultado final fue ese), el chileno Arturo Vidal vio la roja y la prórroga la tuvieron que jugar con diez jugadores. Aquello acabó 4-2, con el Madrid en semifinale­s (acabaría luego ganando la Duodécima) y el Bayern fuera de Europa.

«El enemigo en tu cama»

Tras esa primera temporada, Ancelotti insistió en la renovación, pero lo que recibió fue un no rotundo, y definitivo, de Hoeness, que le acusó de ponerse en contra al vestuario. Eso ayudó al ninguneo de los líderes de aquel equipo: «Mi hijo entrena más que nosotros con Ancelotti » , dijo Robben; «Desde la salida de Guardiola el equipo parecía el Lejano Oeste. Podía pasar de todo», comentó Müller meses después del adiós de Ancelotti. «El enemigo en tu cama es el más peligroso», llegó a aseverar Hoeness, que en su línea habitual de no hacer prisionero­s, se cargó Ancelotti con las mismas malas formas que antes lo había hecho con Van Gaal o Klinsmann.

El despido de Carlo Ancelotti se produjo el 28 de septiembre de 2017, sólo dos meses después de comenzar su segunda temporada en el banquillo muniqués. 24 horas antes de su cese, en la segunda jornada de la fase de grupos de la Champions, el PSG le había metido un 3-0 en el Parque de los Príncipes, con Müller, Robben, Ribéry y Hummels como suplentes. Y Neuer sin convocar. Hoeness lo consideró una provocació­n y cortó de raíz el asunto. Fue la revolución imposible de Ancelotti en Múnich.

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// REUTERS Rummenigge, Hoeness y Ancelotti, en la época de este como entrenador del Bayern
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