ABC (Andalucía)

Cristiano: dos goles, una brecha y un móvil para verla

- TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN MADRID

Era la tarde de Bale, autor de dos goles y revulsivo de un Real Madrid que estaba preocupado por esas brujas que desviaban todos sus remates fuera desde hace cuatro meses. Pero llegaron las meigas coruñesas y los goles blancos volvieron al Bernabéu. Era la tarde de Nacho, que celebró su vigésimo octavo cumpleaños con dos tantos que demostraba­n que el central es otra solución cuando el balón no entra. Y era la tarde de Cristiano, autor de 424 dianas con el Real Madrid en 419 partidos, que soportaba la negación total en la Liga. La afición jaleó su nombre cuando Rubén le sacó un balón que era gol hasta que el portero visitante sacó su mano. La grada le animó ante su entrega constante. Hasta que su primer golazo, en un magnífico remate sin parar la pelota, le quitó los demonios de la mente.

Tranquilo, feliz en el campo, su segundo acierto, en un espléndido cabezazo, puso tintes de épica a su extraña sequía en el campeonato español. Sufrió una brecha bajo el ojo izquierdo al recibir una patada de Schar, que intentó el despeje infructuos­amente. Sangraba a raudales. Los médicos le dieron tres puntos de sutura en el césped. Y Ronaldo le pidió el móvil a uno de ellos para verse el

agujero y el resultado de la «operación» de urgencia. Sangre, sudor y ni una lágrima. No es de los que se quejan. Fernández Borbalán le aconsejó que abandonara el partido, porque no paraba de sangrar y solo quedaban unos minutos. Lo hizo.

Empatado a seis con Bale

No hay nada que más provoque al portugués que la competenci­a. Bale había firmado dos goles, sumaba seis en la Liga, dos más que él. Y Ronaldo reaccionó. Empate técnico en el campeonato nacional. El balance total es muy superior para el Balón de Oro: 18-8. Lo que es rara es la baja cifra del ariete del equipo en el torneo doméstico.

«Quedan grandes partidos por venir y nunca nos rendimos», manifestó Bale en un mensaje de advertenci­a para quienes les han enterrado ya. «Necesitába­mos un resultado así, pues hemos jugado igual de bien más veces y no ganamos», señaló Zidane. El francés vislumbró que el 7-1 enterraba la mala suerte que se alejó en la cabeza de sus futbolista­s. «No ganábamos por siete desde marzo de 2016, frente al Celta». Y vislumbró rabia y carácter en el semblante de Cristiano. No le hizo falta un móvil para verlo.

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