Paul Bocuse, polígamo confeso, asumido y «liberado»
El genial cocinero, fallecido el pasado día 20, convivió al mismo tiempo con tres mujeres que le dieron tres hijos
En Francia la poligamia es un delito castigado con un año de cárcel, 45.000 euros de multa y la exclusión de la nacionalidad para los extranjeros. Pero nadie se atrevió a abordar la poligamia confesada, asumida y «liberada» de Paul Bocuse, fallecido el pasado sábado, fue el más famoso de los cocineros franceses, que vivió varias décadas con tres mujeres, madres de tres hijos, en su pequeño pueblo natal, Collonges-au-Mont-d’Or (4.000 habitantes), en la periferia de Lyon, la tercera ciudad nacional.
Bocuse consideraba «divertida» y «normal» esa situación familiar, que comentó a «The Telegraph» londinense en estos términos: «Me encantan las mujeres. Hoy en día, vivimos demasiado tiempo para pasar toda la vida con una sola mujer. Quizá no sea la idea que todo el mundo se hace de la vida conyugal, pero todo el mundo me entiende. Quizá sea una visión un poco machista de estos asuntos, pero yo soy un hombre de mi tiempo, y, se diga lo que se diga, a las mujeres les gustan los hombres machistas».
Bocuse contrajo matrimonio en 1947 con Raymonde Duvert, madre de su primera hija, Françoise. Sin divorciarse, el cocinero comenzó a alternar su vida «conyugal» con una segunda mujer, Raymone Carly, madre de su hijo Jérome, también cocinero. Años más tarde, Bocuse introdujo a una nueva mujer en su vida de cada día, Patricia Zizza, que terminaría siendo las relaciones públicas del grupo Bocuse en varios continentes, un negocio multinacional: 23 restaurantes en Francia, Suiza, EE. UU. y Japón, frecuentados por unas 10.000 personas cada día –unos 3,5 millones de clientes por año–, con una cifra de negocios superior a los 50 millones de euros.
Fidelidad aleatoria
Patricia Zizza, la tercera mujer y relaciones públicas del grupo Bocuse, y Jérome, hijo de Raymone Carly
Bocuse jamás se divorció de Raymonde y sus tres mujeres vivían en las inmediaciones del legendario restaurante familiar. El patriarca explicaba su comportamiento al matutino «Le Parisien» de este modo: «Tengo una mujer para la comida, una segunda para el té de media tarde y una tercera para la cena». Siempre «chistoso», también comentó su situación a «Liberation»: «Siempre he tenido tres mujeres, ¿por qué no? Siempre he necesitado cariño y alguien que me cuide. Mi restaurante tiene tres estrellas, me han hecho tres bypass y sigo teniendo tres mujeres. Si cuento el número de año que he sido fiel a mis tres mujeres, a lo largo de mi vida, llego a unos 135 años de vida en común». En boca del gran cocinero, la palabra «fidelidad» tenía un carácter aleatorio.
Un crítico gastronómico parisino ha contado la siguiente anécdota: «Hace años, en su mejor momentos, una señora americana que hacía crítica gastronómica vistió el restaurante de Bocuse en Collonges-au-Mont-d’Or. Y quedó encantada. Al terminar al comida, Bocuse le dijo, riendo: “Si me saca en primera página, soy capaz de acostarme con usted…» Meses más tarde, apareció en primera página del periódico de la señora… Paul Bocuse era un hombre de palabra”.
La vida del cocinero con tres mujeres, madres de tres hijos integrados en el negocio familiar, nunca fue un secreto para sus vecinos y paisanos, pero nadie deseó comentar públicamente tal situación hasta que el mismo Bocuse decidió «descubrir» tal modo de vida. «Cada día como con Raymonde, la conozco desde que era una niña. Las tardes las paso con Raymone, un encanto, la madre de Jérôme, que está al frente de mis negocios en los Estados Unidos. Muchas noches y durante mis viajes siempre me acompaña Patricia. Es mi vida. Supongo que he debido hacerlas sufrir en muchos momentos. Fue Patricia quién me dijo que debía pedirles perdón, cosa que he hecho».