Atasco en Bruselas, horror en el mar
Olvidados aquellos comentarios de cuando estaba en la oposición y acusaba a Rajoy de «cabecear» ante Angela Merkel, Pedro Sánchez se comprometió ayer a traer a España un «numero equilibrado» de los refugiados que entraron a Alemania por la frontera austriaca. La canciller se encontraba urgida por sus socios de gobierno, que le recriminaban su política de acogimiento de este colectivo. Con el ofrecimiento de Sánchez, unido al de Grecia, salva Merkel de momento esos malos momentos con sus socios bávaros. Este fue el único acuerdo reseñable del Consejo Europeo celebrado en Bruselas, que volvió a traslucir el escaso fuelle político de la UE. Tanto es así, que tampoco en el terreno económico los socios hicieron grandes adelantos sobre la unión bancaria, dejando para final de año los pasos decisivos.
La inmigración sigue siendo el quebradero de cabeza más importante, porque no hay día que no aporte una imagen de este enorme drama al que la UE no halla solución. Ayer se distribuía la foto de los cadáveres de tres bebés devueltos por las aguas a la costa de Libia tras el naufragio de la embarcación en la que viajaban junto a otro centenar de personas, a las que se da por desparecidas. ABC entiende que la dureza de la imagen puede herir a los lectores más susceptibles y, por ello, dudó en publicar tan espeluznante testimonio gráfico. Pero la realidad es desgraciadamente esa y de la misma manera que la foto del pequeño Aylan, yaciendo en aquella playa turca, removió conciencias, quizá la imagen de los tres bebés de Libia nos diga más que mil palabras sobre esta gran tragedia.