ABC (Castilla y León)

«Solo tenemos que morir en el campo»

Rusia entrenó ayer en el complejo Novogorsk en medio de un ambiente jovial que no oculta el marcado realismo de su afición

- HUGHES ENVIADO ESPECIAL A MOSCÚ

El lugar de concentrac­ión de la selección rusa está a una hora del centro de Moscú, en las afueras, en una zona llamada la Suiza moscovita. Aunque cerca es más bien lejos en Moscú. El tiempo se hace muy relativo y el tráfico exige tomar las cosas con paciencia. Rusia entrena en Novogorsk, en un centro de alto rendimient­o que se construyó en los 60 como campo base para la selección de la URSS. Luego se amplió para las olimpiadas del 80. Mientras se sobrepone a la laberíntic­a dificultad de todas las instalacio­nes de este mundial, el visitante ha de pensar que muy cerca han entrenado las legendaria­s gimnastas rusas. Algo del mejor deporte soviético perdura aun por allí.

Las instalacio­nes no se tocaron durante los 90, como muchas cosas en Rusia, pero en los últimos años se han ampliado. El centro de prensa está pensado para la Copa del Mundo.

La próxima rival de España apareció en el césped para la exposición habitual; algo de trabajo y diez minutos de charla. El selecciona­dor Cherchesov, en el centro. El día anterior había llevado a Guus Hiddink; entre bromas le hizo de traductor y aprovechó su proverbial buen humor. Hiddink representa el éxito de la Eurocopa del 2008, el punto más alto del fútbol postsoviét­ico.

El ambiente era más que jovial. Era pretendida­mente jovial. Ayer, miembros de la selección le regalaron una tarta a una periodista. Se la dieron por sorpresa y le cantaron el «cumpleaños feliz» ruso. La federación a la periodista. Insólito.

También entre bromas apareció Dzyuba, el enorme delantero centro. Está encantado de enfrentars­e a Ramos y Piqué, a los dos a la vez, y afronta el partido con un optimismo arrojado. «Solo vale morir en el campo. Dejar el 200% o el 300%». Dejarse la vida, esa es la promesa. «Una ocasión así solo se presenta una vez».

Dzyuba o Smolov

La noticia deportiva fue el regreso de Alexander Yerokhin a los entrenamie­ntos –antes lo hizo Dzagoev– y una especulaci­ón fundamenta­l: si Rusia esperará replegada como casi todo el mundo supone o presionará arriba para sorprender; lo primero aconsejarí­a la titularida­d del rápido delantero Smolov, lo segundo a Dzyuba para aprovechar por alto todos los los balones cruzados.

Mientras estas dudas ocupan a los expertos, la afición intenta encontrar a toda costa alguna entrada. Lo mejor que tuvo ser segundo, piensan en Moscú, es poder jugar en el Estadio Luzhniki, animados por 80.000 rusos de los que habrá que restar algunos miles de españoles y a Manolo con su bombo, por fin permitido por la muy exigente seguridad.

Pero no podemos engañarnos. Por debajo de esa efervescen­cia late una muy antigua y difícilmen­te corregible corriente de pesimismo. O quizás, de vigoroso realismo. Una parte de la afición recuerda los dos primeros partidos del Mundial, la otra señala escarmenta­da la derrota con Uruguay.

En la prensa local, el entrenador y exjugador Dimitri Alenichev, que ganó la Champions con el Oporto de Mourinho, advertía, ajeno por completo a la euforia superstici­osa alrededor de los «bigotes de la esperanza» del técnico Cherchesov: «El primer tiempo de España contra Portugal sigue siendo lo más brillante del Mundial y el verdadero potencial de Rusia lo vimos en Samara contra Uruguay. Para ser sincero, es difícil imaginar cómo podemos vencer a un equipo como ese. Solo se me ocurre un milagro, pero no creo en él».

DOS RUSIAS EN ESTE MUNDIAL La derrota de Uruguay rebajó las expectativ­as iniciales de la afición. Pese a ello, hay fiebre por conseguir una entrada

 ?? EFE ?? Los jugadores rusos, durante la sesión de entrenamie­nto de ayer
EFE Los jugadores rusos, durante la sesión de entrenamie­nto de ayer
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain