ABC (Castilla y León)

UN GRATO REENCUENTR­O

El vallisolet­ano Alejandro Cuevas vuelve catorce años después con una recopilaci­ón de dieciocho relatos entre el humor y la denuncia

- JOSÉ IGNACIO GARCÍA

Aveces, uno se pregunta qué habrá sido de cierta persona, porque hace años que no sabe de ella ni de sus andanzas. Hasta que termina por archivar el caso, convencido de que a esa persona se la han tragado las nebulosas ciénagas del olvido. Pero de repente un día, mucho tiempo después, alguien le cuenta que la ha visto, y le pone al corriente de su vida actual. Y uno se siente feliz con la noticia.

Algo así me ha ocurrido con Alejandro Cuevas que, catorce años después de la publicació­n de su última novela, Quemar las naves, despierta de su letargo literario de la mano de Difácil, la editorial vallisolet­ana que le dio a conocer con su Comida

para perros, cuando el siglo pasado daba sus últimas bocanadas; y antes de que obras como La vida no es un auto

sacramenta­l o La peste bucólica hicieran presagiar que nos encontrába­mos ante un narrador dotado de un talento extraordin­ario y peculiar, que podía hacerle llegar donde quisiera.

Y, por lo que se ve, durante casi tres lustros, Cuevas ha querido mantenerse al margen del fragor editorial. Se ha tomado su tiempo, y al final ha decidido romper su silencio y regresar a escena con Mariluz y el largo etcétera, una colección de 18 relatos de variada extensión, donde recoge una muestra de sus mejores piezas breves, reconocida­s en varios casos con galardones de incuestion­able prestigio, y que ponen de manifiesto que el prometedor novelista de antaño, mantiene intactas su visión crítica de las cosas y su capacidad creativa, macerada además con esos aditamento­s que suponen el reposo y la paciencia.

En Mariluz y el largo etcétera el lector podrá encontrars­e con una narrativa original y trepidante, gracias a un lenguaje preciso y al ritmo que su autor imprime a sus historias, recurriend­o de manera inteligent­e a ingeniosos aliados que van desde el cuaderno de diarios al género epistolar, pasando por actas de comunidade­s de vecinos o por mensajes que una madre le deja a su hijo en el contestado­r automático de su teléfono.

Los primeros relatos que conviven en este arcón literario demuestran un amor infinito por el cine, y sirven de preámbulo a otros que, en su inmensa mayoría, están cargados de un humor casi constante, que es triste en unos casos y ácido, casi sarcástico, en otros. Pero la risa no es la argamasa principal que consolida las tramas; si el lector rasca la superficie, encontrará mucha denuncia social, bastante desesperan­za ante la realidad contemporá­nea, y algunos resentimie­ntos, a veces inesperada­mente precoces.

Ahora que llega el verano, y con él los días de piscina y playa, Mariluz y el largo etcétera es una lectura ideal para que el lector se desprenda de sus vestimenta­s, sus acaloramie­ntos y sus prejuicios, y disfrute de una obra que supone un grato reencuentr­o con un escritor que nunca debió marcharse.

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ICAL Alejandro Cuevas
 ??  ?? MARILUZ Y EL LARGO ETCÉTERA ALEJANDRO CUEVAS Editorial Difácil Valladolid, 2018 128 páginas 14 euros
MARILUZ Y EL LARGO ETCÉTERA ALEJANDRO CUEVAS Editorial Difácil Valladolid, 2018 128 páginas 14 euros

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