Cuchi Sainz, adiós a una leyenda de Marbella
Cuchi Sainz, quien junto a su hermana Ana, sacó a los grandes personajes de la Marbella dorada de los salones a las playas, falleció el pasado 30 de mayo, décadas después de abrir el chiringuito más ilustre de la Costa del Sol. Desde los años 70, las Cuchis atendían siempre con su inmaculada presencia, aguantando horas sobre sus tacones y luciendo sus joyas, mientras fregaban platos, hacían gazpacho o servían a comensales como Sean Connery, James
Fonda, Richard Burton o Liz Tylor. «Llegabas y las veías con su buen pedrusco en la mano, sirviendo o fregando», explica la hija de Cuchi, Itziar Chávarri.
Hijas de un importante empresario español que marchó a Argentina para hacer patrimonio, Francisco Sainz «Pipo», desde Punta del Este (Uruguay) aterrizaron en España con la aureola de ser las mejores anfitrionas a ambos lados del Atlántico. Pero la muerte de su padre las dejó en la ruina y, como recuerda Itziar, «sólo conservaron un terreno en Ibiza, un piso en la calle María de Molina, en Madrid, y tres casas en Marbella». En 1975 montaron un pequeño restaurante de ocho mesas en Puerto Banús. Fue su resurgir. Políticos, aristócratas y estrellas de todo cuño se disputaban sus mesas. «Fue Cayetana de Alba quien les dijo que montaran un chiringuito en la playa», añade la hija Cuchi Sainz.
En 1999 falleció Ana, cuyas maratonianas jornadas de trabajo le costaron cuatro marcapasos. Antes, en 1985, el chiringuito Las Cuchis fue derribado y la familia se trasladó a Playa la Fantástica, donde ahora está ubicado. Allí, en un pequeño kiosko, junto a sus hijos Itziar y Aco Chávarri, Cuchi siguió vendiendo bocadillos, tortilla y gazpacho hechos en casa. Hasta el último momento, siguió cogiendo las comandas.