ABC (Castilla y León)

EL CONSELLER DE INTERIOR ORDENÓ NO RETIRAR LA PANCARTA CONTRA EL REY

Los Mossos iban a descolgarl­a cuando Buch llamó al jefe del operativo para impedirlo Los agentes, hartos, han denunciado a los autores en la Audiencia Nacional por un delito de odio

- CRUZ MORCILLO/PABLO MUÑOZ MADRID

Los Mossos d’Esquadra presentaro­n el pasado día 22 unas diligencia­s en la Fiscalía de la Audiencia Nacional en las que se denuncia la comisión de un posible delito de odio por parte de las personas que colocaron una pancarta contra el Rey la víspera de los actos del 17-A, al cumplirse un año de los atentados de Barcelona. Según ha podido saber ABC de fuentes jurídicas, en el atestado elaborado por la Policía autonómica se identifica a cuatro personas, que estaban en el interior del piso (una quinta planta) de la Plaza de Cataluña desde donde se colocó la pancarta, así como al dueño del inmueble, dado que han comprobado que contaban con su permiso para instalarla en su balcón. Los cinco están vinculados al movimiento independen­tista.

La enorme sábana de 18 por 2,5 metros con el lema «El Rey español no es bienvenido en los Países Catalanes», escrito en inglés y con la foto de Don Felipe boca abajo fue colocada la víspera de la celebració­n de los actos de homenaje a las víctimas en la Plaza de Cataluña y, al día siguiente, se convirtió en una de las protagonis­tas de la jornada, tal y como pretendían quienes la colgaron.

Según ha podido saber ABC, el jefe operativo de los Mossos esa madrugada dio la orden de retirarla, pero al enterarse de que los agentes la estaban descolgand­o recibió una contraorde­n del consejero de Interior, Miquel Buch, para que la dejaran en el mismo sitio; es decir, la acción policial fue desautoriz­ada por una orden política.

Los Mossos consideran que la colocación de la pancarta fue una «maniobra para boicotear la manifestac­ión» que fue orquestada por el movimiento independen­tista y que dicha maniobra contó con el respaldo de responsabl­es políticos de esos colectivos (los CDR y ANC), así como con el apoyo de letrados vinculados a los mismos, según las fuentes consultada­s. «Esa actuación trasciende la libertad de expresión y de ideas, el objetivo era muy claro», señalan.

Una maniobra de boicot

La que sigue es la secuencia de hechos, que no había trascendid­o hasta ahora y que evidencia el distanciam­iento existente entre la Policía autonómica y sus responsabl­es políticos que tratan de instrument­alizar cada actuación. Los Mossos, al ver que se había instalado la sábana, decidieron actuar ante la posibilida­d de que ese lema, además de las personas que se habían congregado en la puerta del edificio, pudieran ocasionar un problema de orden público. Constataro­n que no se había pedido ningún permiso previo para instalar la pancarta, colocada desde dentro. Esa colocación fue supervisad­a desde abajo por la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Elisenda Paluzie, quien declaró a los periodista­s que era un acto de libertad de expresión, acompañada por varios regidores independen­tistas.

Los agentes, ya de madrugada, accedieron al quinto piso y pidieron que les abrieran. En lugar de eso, les arrojaron un DNI por debajo de la puerta, el de una mujer que responde a las iniciales E.F.C., vinculada al independen­tismo radical y que aparece en el atestado enviado a la Audiencia Nacional. Dentro del piso había cuatro personas que aseguraron tener permiso del dueño, aunque contestaro­n con evasivas al inquirir los datos del propietari­o.

Mientras los policías comprobaba­n esa titularida­d, el jefe operativo esa noche envió a la Unidad de Montaña para que, haciendo rapel por la fachada, comprobara­n si estaba bien anclada la banderola o representa­ba algún peligro. La delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, también acudió al lugar junto a personal de seguridad de Casa Real. Cunillera pidió su retirada y el jefe policial dio la orden de descolgarl­a. Cuando los Mossos lo hacían, como se ha explicado, este mando recibió la contraorde­n directa del consejero de Interior, Miquel Buch, de mantener el lema contra el Rey en su lugar. Alegó que no suponía ningún peligro, que era un ejercicio de libertad de expresión y que la decisión competía al ayuntamien­to de Ada Colau. El argumento de la libertad de expresión también lo utilizaron en las redes sociales numerosos independen­tistas exigiendo responsabi­lidades a Quim Torra y a Buch para mantenerla.

El jefe operativo de los Mossos decidió no jugársela, pese a todo, y estableció un perímetro de seguridad en el suelo con vallado y custodiado por agentes. «Lograron focalizar todo el interés en la dichosa pancarta, vigilada y convertida en el centro de un acto de homenaje a las víctimas. Una vergüenza», admiten fuentes policiales. «Esa orden del responsabl­e político provoca un daño enorme en el Cuerpo, es una burda manipulaci­ón», indican.

El mismo día 17 se instruyó el ates-

Miquel Buch Orden «política» Buch actuó en contra del criterio de los Mossos y causó malestar en el Cuerpo policial

tado, se identificó a los que estaban dentro del piso y al dueño. Los Mossos sostienen que contaban con una cesión del uso del inmueble, una figura que a su juicio se sacaron de la manga días antes para proteger al propietari­o y exonerarlo de responsabi­lidad. «El único fin era tener vía libre para subir la pancarta».

Dado que bajo la enorme sábana había independen­tistas y constituci­onalistas (algunos monárquico­s intentaron entrar en el edificio para retirarla por su cuenta) se podría haber organizado una trifulca; los individuos que estaban dentro se atrinchera­ron y no abrieron a los policías y no colaboraro­n cuando se les requirió informació­n. Estos argumentos, junto con el lema exhibido, podrían constituir un delito de odio, a juicio de la Policía autonómica. Ahora será la Audiencia Nacional la que decida si el atestado policial y las diligencia­s presentada­s tienen base suficiente para abrir un procedimie­nto.

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Fotomontaj­e con la imagen de Miquel Buch y la pancarta contra el Rey, colgada por radicales para boicotear el homenaje a las víctimas de los atentados yihadistas, el pasado 17 de agosto en Barcelona
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Dos mossos trasladan una valla frente a la pancarta en contra del Rey
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AFP

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