Catalanes sin miedo
La otra parte de Cataluña, la que integran aquellos que se sienten españoles y no están de acuerdo con el ideario independentista, ha dicho basta. Hartos de ser silenciados y de que sus calles y barrios estén invadidos por los lazos amarillos del independentismo, han decidido organizarse y retirar la «propaganda nacionalista» de la vía urbana.
La madrugada del pasado martes, los autodenominados Cuerpos de Brigada de Limpieza (CBL) salieron equipados con trajes blancos, máscaras, cúteres y escaleras por Barcelona y Gerona para eliminar los símbolos independentistas. Lo hacen a pesar de estar en el punto de mira de los Comités de Defensa de la República y de los Mossos d’Esquadra –que persiguen a quienes retiran los lazos pero no a quienes los colocan– y arriesgarse a sufrir insultos y agresiones como la del pasado domingo. Defienden su derecho a tener un espacio público libre de símbolos políticos que no representan a la mayoría de los ciudadanos. Recuerdan que no buscan «confrontación», pero ante la pasividad del Gobierno y el comportamiento de la Generalitat, han tenido que actuar por su cuenta.
Ayer recibieron el apoyo del presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y de la líder del partido en Cataluña, Inés Arrimadas, que se sumaron a la retirada de lazos en el municipio barcelonés de Alella. Además, por la tarde convocaron una concentración en apoyo a la mujer agredida el pasado domingo y a favor de la «convivencia». Rivera y Arrimadas mostraron su apoyo a estos ciudadanos y afirmaron que hacen «lo que el Estado no está haciendo».
Los independentistas, por su parte, han asegurado que volverán a colocar los lazos que retiren, y que incluso repondrán aquellos que estén en mal estado. Hasta que este fanatismo no cese, y mientras el Gobierno busca la «distensión», los catalanes que no comparten las ideas independentistas tendrán que defender ellos mismos la neutralidad del espacio público.