El huracán María dejó casi 3.000 muertos y no 64 como estimó Puerto Rico
▶El gobernador puertorriqueño admite que «cometió errores» y que las cosas «se podrían haber hecho de otra manera»
Murieron muchos más que cuando la negligencia humana y el Huracán Katrina acabaron con la vida de más de 1.800 personas en 2005, pero Puerto Rico fue el verano pasado una nota a pie de página, un rincón olvidado de la información y la política en Estados Unidos. A causa del huracán María murieron casi 3.000 personas (cifra similar a los fallecidos por los atentados del 11-S), no las 64 que el gobierno de la isla manejó durante meses como cifra oficial.
El nuevo recuento procede de un informe de la Universidad George Washington, encargado por el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló Nevares, que asumió en rueda de prensa el resultado de un estudio que también señala la responsabilidad de su gobierno en el manejo de la situación.
«Los líderes gubernamentales estaban desconectados de la realidad de las comunidades puertorriqueñas», se lee en uno de los testimonios del informe, que denuncia que la información «se ocultó intencionadamente para eludir la culpa».
«Admito que cometí errores y que se podía haber hecho de otra manera», dijo Rosselló, pero rechazó que la parte que le corresponde estuviera «ligada a consideraciones políticas» y anunció tanto que firmará una orden ejecutiva para revisar y reformar los protocolos como que encargará un monumento en honor a las víctimas del huracán.
El informe detalla graves problemas de comunicación entre las diferentes agencias gubernamentales y falta de preparación del personal médico a la hora de expedir los certificados de defunción. Igualmente señala que, «a pesar de la campaña de los medios y los esfuerzos de preparación, las comunidades no estaban preparadas de manera adecuada para el impacto directo e indirecto de un huracán de categoría 4». En parte, apuntan, porque hubo quienes «no se tomaron las advertencias con la seriedad debida», pero también porque, aunque hubo quienes sí siguieron las indicaciones, no se les suministró lo necesario «para un periodo prolongado de tiempo». La isla solo podía asumir un huracán de categoría 1 dados los protocolos vigentes en el momento.
Sin servicios médicos
Este estudio se suma a otros anteriores que habían advertido de que la cifra inicial estaba muy lejos de la realidad. La diferencia con respecto a otro informe publicado en mayo por la Universidad de Yale, que estimaba en más de 4.600 muertes vinculadas al huracán, es el método de trabajo. Aquel se basó en entrevistas de campo. Las muertes, concluyeron, se produjeron por la interrupción de los servicios básicos de salud y la pérdida de servicios fundamentales.
En el caso del estudio hecho público ahora por la Universidad George Washington, el trabajo es fundamentalmente estadístico y se concentra en el periodo de tiempo transcurrido entre septiembre de 2017 (mes del impacto del huracán) y febrero de 2018. Los autores del informe han comparado las cifras de fallecimientos en ese tiempo con
«La información se ocultó intencionadamente para eludir la culpa»
El estudio refleja las muertes indirectas producidas en los meses posteriores
El «orgullo» de Trump
En una entrevista con el periódico «El Nuevo Día» de Puerto Rico, el gobernador, Ricardo Rosselló, reiteró su asunción de errores, pero se escudó en los ocho meses escasos que llevaba al frente. «Nosotros ya habíamos comenzado a hacer una serie de cambios y evaluaciones en el proceso de respuesta a la emergencia, pero lo cierto es que un evento de esta magnitud fue algo sin precedentes».
Dos semanas después del huracán, el presidente del país, Donald Trump, visitó la isla y contrastó «los cientos y cientos de personas que murieron» en Nueva Orleans en 2005 con las 16 que reconocía el recuento oficial del gobernador. «Todo el mundo puede estar orgulloso de lo que sucedió en Puerto Rico», afirmó Trump.