ABC (Castilla y León)

Hortelano, un show sin récords

El velocista falla en su intento por mejorar sus marcas de los 100 y los 200 metros

- JOSÉ CARLOS CARABIAS GETAFE

El mejor velocista español de la historia tiene límites. Los marca el reloj, inexorable. Bruno Hortelano se midió ayer contra sí mismo en un mitin ambicioso que se cerró sin éxito. No logró superar los récords españoles de 100 y 200 metros. En el doble hectómetro, su prueba fetiche, se lanzó con un decisión encomiable, pero se quedó a las puertas. Hizo 20.56, lejos de su plusmarca (20.04). La barrera mágica de los 10 y los 20 segundos en 100 y 200 debe esperar a la mejor versión de atleta madrileño.

«¿Pero son centésimas, segundos o qué?». La pregunta le llega desde la grada a Alberto Armas, el mánager de Bruno Hortelano, el ideólogo de la cita que ayer reunió en Getafe a un público diverso, curioso y con ganas de pasarlo bien. Armas y Hortelano lograron inédito el hecho, que el Telediario de La 1 programase en directo una carrera de 200 (al final no la emitió) en un polideport­ivo municipal del sur de Madrid, cinco filas de gradas de hormigón a la sombra, llenas a reventar, y otras tantas al sol, vacías por los 34 grados.

Ambiente festivo, de carrera popular como popular es el atletismo. Un deporte del pueblo que necesita muy poco: unas zapatillas, una camiseta y mucha voluntad. En el polideport­ivo Juan de la Cierva había más de dos mil personas, entrada libre, tarde agradable, pendientes de un tipo que conecta con la gente, cae bien y tiene mensaje cuando habla. Hortelano, el supervivie­nte del accidente cuyo guante negro es el símbolo de la resistenci­a al dolor y la fe en el ser humano, supo perder en el Europeo de Berlín. Allí acudió como punta de un iceberg y regresó con una medalla de bronce en el relevo 4x400. Supo a poco, pero él lo transformó en ejemplo de superación.

Gradas a reventar

Media hora antes de la reunión atlética, Hortelano estira los isquiotibi­ales mientras escucha música cañera en un altavoz portátil. Acompaña la tonadilla con la cabeza y gesticula hacia la grada, que empieza a coger color. Se acerca hasta su posición la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, con un importante séquito de autoridade­s locales, que quiere saludarlo y desearle suerte. El presidente de la Federación Madrileña, Isidro Arranz, que organiza el evento, va de un lado a otro con espíritu anfitrión. «Sentíos como en casa», dice.

Hortelano asiente, saluda y estira. Nunca ha participad­o en un mitin tan barato. Cinco jueces y un encargado de la logística, que cobran 31 euros por la tarde, suponen un desembolso total de 250 euros para las arcas de la Madrileña.

Su agente, Alberto Armas, explica que el atleta no quería dar por terminada la temporada después del Europeo, como ha hecho la mayoría. «Estábamos buscando una carrera de 100, pero no queremos riesgo de lesión», cuenta.

Armas las caza al vuelo. Ha programado la reunión un miércoles, jornada sin fútbol, con suerte porque no hay fichajes del Madrid, sin otra actividad de élite que la Vuelta a España, y lo ha hecho en la Comunidad de Madrid, foco de atención periodísti­co, más de treinta medios atentos a las evolucione­s de Hortelano, que sigue saludando. Un tipo al que cuesta verlo malencarad­o.

Bruno Hortelano no tiene adversario­s en la tercera serie, en la que participa. En realidad, la cita se denomina técnicamen­te control de la Federación. Tienen que celebrarse al menos tres pruebas para que pueda ser homologada. Entre los dos intentos de Hortelano (los 100 metros y los 200), se disputa una prueba de salto de longitud. En las series de 100 corren veteranos del campeonato de España y el paralímpic­o reciente campeón de Europa Gerard Descarga. Pero el ejercicio de marketing es sensaciona­l. La grada está a reventar, la gente quiere aplaudir, hay periódicos, radios, television­es y webs en directo, y la carrera de 200 metros la ve toda España por la tele. Han aparecido globos naranjas en el graderío, pero falta la tensión de la competició­n, la adrenalina del todo o nada.

Hortelano sale por la calle 4 en la carrera de 100 metros. Despega como un avión ante sus adversario­s/teloneros y corre solo la recta a la sombra del polideport­ivo municipal. La cadera y las rodillas altas, los brazos armoniosos, el tronco tenso sin repunte de cuello en la meta porque no hace falta. La marca no pasa la historia, 10.31 segundos. Queda lejos de su récord español (10.06), conseguido hace dos años en Moratalaz. Hortelano no será hoy el vigésimo atleta europeo de la historia que baja de 10 segundos en 100 metros.

No hay desilusión en el velocista, como tampoco la hubo en Berlín, donde lanzó un mensaje conmovedor. «Mi éxito es estar aquí», dijo. «Estoy muy satisfecho y disfrutand­o del día. Ahora estoy cansando. Voy a descansar».

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EFE Bruno Hortelano reunió a dos mil personas en el Polideport­ivo Juan de la Cierva de Getafe

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