ABC (Castilla y León)

Arde Nueva York: «No pararán hasta que alguien muera»

▶ El terrible calor de estos días en Flushing Meadows provoca una ola de abandonos

- JAVIER ANSORENA NUEVA YORK

«¿Hay niebla?», se preguntaba sorprendid­a esta semana una espectador­a al atravesar uno de los vomitorios de Arthur Ashe. La humedad suspendida y la luz de los focos daban esa sensación. Abajo, en la pista, Rafael Nadal dejaba un rastro de sudor por donde pasaba. «No es un día ideal para jugar al tenis bajo ningún concepto», dijo tras el partido ante David Ferrer. Era el lunes por la noche, con cerca de 30 grados, y aquel día hubo cuatro retiradas del torneo. Al día siguiente, martes, más calor, más humedad y más abandonos. A mediodía, la sensación térmica se fue a los 40 grados, azuzada por una humedad de casi el 50%. Seis jugadores tuvieron que dejar el torneo. En cinco casos, asfixiados por el calor. Ayer, todavía más canícula: se esperaba que la sensación térmica fuera más allá de los 40 grados. Al cierre de esta edición, todavía no se había producido ningún abandono.

La escena se repetía: jugadores mareados por el calor, con bolsas de hielo en el cuello en las pausas, con la cara enrojecida y mueca de agotamient­o. El calor también es un inconvenie­nte para el público, parapetado estos días con gorras, sombreros, protección solar, alguna cerveza fría y mucho amor por el tenis para pasar horas en las gradas.

Las condicione­s extremas han hecho que varios jugadores cuestionen la política sobre el calor. «Deberían haber suspendido los partidos, no es saludable», protestó el lituano Berankis, que perdió el martes contra el coreano Chung. «Es peligroso ahí fuera. La ATP debería parar los partidos. No harán cambios hasta que alguien muera». Una opinión similar mantenía el argentino Leonardo Mayer, que abandonó frente al serbio Djere en el cuarto set. «No deberíamos jugar cinco sets. No pararán hasta que alguien muera».

El asunto es todavía más complicado porque la normativa es diferente para mujeres y hombres. La WTA establece parones de diez minutos entre el segundo y el tercer set cuando hay más de 30 grados. La ATP no tiene una normativa como tal. Esta desigualda­d es algo que ya criticó Stan Wawrinka en otra ola de calor hace tres años: no podía ser que las mujeres tuvieran pausa tras dos sets y los hombres tuvieran que aguantar cinco mangas. De las diez retiradas contabiliz­adas hasta el martes, nueve eran hombres.

La organizaci­ón decidió establecer una pausa similar también para hombres entre el tercer y cuarto set, si uno de los dos jugadores lo pide. Los tenistas pueden hacer lo que quieran, excepto hablar con sus entrenador­es. Muchos utilizaron el tiempo para refrescars­e en salas con aire acondicion­ado. Un sistema de refrigerac­ión que se puede utilizar en la central cuando se cierra su techo. Pero la organizaci­ón no lo favorece: es injusto que los cabezas de serie jueguen con aire, mientras el resto de mortales se funde al sol.

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AFP Daria Gavrilova se refresca durante su partido de ayer

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