Damien Chazelle inaugura la Mostra de Venecia sin entusiasmar
Su biopic de Neil Armstrong, interpretado por Ryan Gosling, es uno de los grandes aspirantes al León de Oro de este año
Ayer se inauguró el 75 Festival de Venecia, una edición que sobre el cartel se considera que puede ser la mejor de todas, con la proyección de una de las películas más esperadas: «First Man (El primer hombre)», el biopic sobre Neil Armstrong, al que da vida Ryan Gosling, en la legendaria misión del Apolo XI en la conquista de la Luna. Es la cuarta película dirigida por Damien Chazelle, de 33 años, que ya triunfó en Venecia en 2016 con el musical «La La Land», también con Gosling como protagonista, que ganó seis Oscar. En el reparto del filme destaca también Claire Foy, famosa por su papel como Isabel II en «The Crown», que ahora hace una excelente interpretación de la mujer de Neil Armstrong.
La aventura del Apolo XI apasionó a la humanidad, pero el relato de la odisea en «First Man» no emociona. Se esperaba más de esta película de Chazelle, que se anunciaba como una de las grandes aspirantes al León de Oro. Está por ver, porque ha dejado algo frío el ambiente de la Mostra. Se justificaban las grandes expectativas que el filme había creado teniendo en cuenta, además, que el productor ejecutivo es Steven Spielberg, gran amante de las sagas espaciales.
Técnicamente con aciertos, «First Man» es una aventura espacial equiparable a otras películas épicas de nuestro tiempo. Seguramente, suscitará interés en el público, porque, como explicó Chazelle, dos o tres generaciones han crecido «con las imágenes icónicas de la llegada del hombre a la Luna».
Se sabe el final de la odisea, la conquista de la Luna, pero el desafío para el director era mantener el suspense. Chazelle lo consigue concentrándose en los años 1961-1969, en los que Estados Unidos decide ganar la carrera espacial a la desaparecida Unión Soviética poniendo en práctica el Programa Gemini y, después, el Apolo. La película ambienta bien esa época, la dinámica que viven las familias de los astronautas y sus grandes sacrificios, así como los riesgos que han pasado, a veces con final trágico, como el que se recuerda en el filme: la muerte de los tres tripulantes del Apolo 1 debido a un incendio en el módulo del comando durante un ensayo en Cabo Cañaveral.
Recreación
Sobre el viaje y la histórica llegada del hombre a la Luna, cuyo 49 aniversario se celebró el pasado 20 de julio, hay muy pocas imágenes, salvo un directo de televisión en blanco y negro con imágenes granulosas que han quedado grabadas para siempre en varias generaciones, al igual que la frase de Armstrong: «Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad». «Aquellas imágenes las hemos utilizado como punto de referencia para reconstruir cómo podía ser realmente la escena y lo que se podía sentir. Hemos intentado hacerlo ver de tal forma que el espectador se sienta en la misma Luna», explicó el cineasta. En efecto, la
imagen borrosa de la primera huella de Armstrong en la Luna y sus primeros pasos se transforman, gracias a la realidad virtual, en imágenes que hacen sentir al espectador cómo fueron realmente esos primeros pasos.
Para Ryan Gosling, quien tuvo que aprender a pilotar, el desafío fue interpretar a un personaje legendario como Neil Armstrong, fallecido en 2012, que hablaba poco, muy celoso de su privacidad y al que no le gustaba mostrar sus emociones. «Neil era extraordinariamente humilde, intentaba no ser el centro de atención. No creo que él se considerase un héroe. Hemos querido mostrar ese auténtico Neil», dijo el actor. Gosling estuvo con la hermana de Neil Armstrong, June, en la casa en que nacieron, en Wapakoneta, un pueblo de Ohio. Conoció también a los hijos y a la exmujer del astronauta, Janet, interpretada por Claire Foy, que le ayudaron a llegar mejor al personaje.
Visto con la perspectiva de hoy, casi medio siglo después, aquella aventura adquiere sin duda una dimensión especial: «Lograron alcanzar la Luna antes de que hubiera ordenadores modernos, en astronaves espartanas. Nada que ver con las actuales, en las que los astronautas viven y trabajan», explicó Chazelle. A Gosling, en cambio, la historia le ha servido para comprender mejor la Tierra: «En órbita no hay países ni fronteras, el mundo es nuestra casa», remató.