ABC (Castilla y León)

«No pueden tratarnos como si fuéramos traficante­s de bebés»

Exteriores dice que no registra a los niños subrogados por la «mala praxis» de las clínicas de Ucrania

- ELENA CALVO MADRID

El Ministerio de Exteriores emitió ayer un comunicado para pronunciar­se sobre la situación que viven las alrededor de treinta familias que llevan semanas atrapadas en Kiev porque no consiguen la nacionalid­ad para sus hijos fruto de la gestación subrogada. En la nota atribuye la ralentizac­ión del proceso a «posibles casos de mala praxis médica asociada a los procesos de reproducci­ón asistida, así como de casos de posible tráfico de menores». Sin embargo, el Ministerio confirmó ayer a ABC que el comunicado responde a un aviso que se recibió en la Embajada, pero no pudo confirmar que haya constancia de que este tipo de prácticas se llevasen a cabo en algún momento por parejas españolas.

A las familias que esperan noticias desde Ucrania, el comunicado les sentó «como un jarro de agua fría», explica Cristina Álvarez, madre de una niña por gestación subrogada, que considera que los argumentos que utiliza Exteriores para justificar la tardanza en el proceso no son creíbles. «No se sostienen. Ahora reculan y dicen que hay un problema de tráfico de niños. No se puede decir eso a la ligera», afirma.

«Es lamentable»

Pero va más allá y critica lo que, a su juicio, da a entender la nota. «Lo que han hecho es lamentable, de una bajeza tremenda. Alertar así a nuestras familias y decirles que estamos traficando con niños...», lamenta. Esta madrileña explica que el Ministerio, al hablar de un «posible tráfico de menores», hace referencia a un caso ocurrido en 2010 en Italia cuando, al pedir la prueba de ADN para comprobar la relación biológica del niño con el padre, se demostró que esta era inexistent­e, de manera que el proceso se había realizado de manera irregular. «Son consciente­s de que en España nunca se ha producido ninguna irregulari­dad. Y si tienen dudas que hagan como hasta ahora, que pidan la prueba de ADN», reclama.

Otro padre que se encuentra estos días en la capital ucraniana se queja también de que el Ministerio los relacione con ese caso concreto. «Nos están metiendo en el mismo saco. No pueden tratarnos como si fuéramos traficante­s de bebés o decir que hemos tenido mala praxis con la fecundació­n porque unos italianos sin escrúpulos hicieran algo mal», protesta. Asegura que todos los procesos de las familias que están actualment­e en Kiev son completame­nte regulares.

En el comunicado, la Embajada se compromete a atender a las treinta familias que se encuentran en este limbo legal «para informarle­s sobre la legislació­n vigente, las alternativ­as legales y para ayudarles a buscar la mejor solución posible». Exteriores confirmó ayer que ya se está atendiendo a las familias, aunque reconoció que no pueden dar una fecha sobre el fin de la gestión porque «cada caso se trata de manera individual, analizando toda la informació­n».

«Un lavado de imagen»

Cristina Álvarez asegura que, prácticame­nte al mismo tiempo que el Ministerio emitía el comunicado, le dieron fecha para una primera cita en el consulado, lo que en su opinión es «un lavado de imagen». Pero este encuentro no tendrá lugar hasta el 13 de noviembre, es decir, tres meses después de que aterrizara en la capital ucraniana. Su caso no es el único, pues más familias recibieron ayer la comunicaci­ón: «Sé que a otros padres también les han dado cita, pero no es para darnos el pasaporte de los niños, es para ver nuestros casos...». Entre otras cosas, el retraso en los plazos le va a impedir que su hijo mayor, de nueve años y que se encuentra con ellos en Kiev, empiece el colegio en septiembre. Pero no es lo único que le preocupa, pues el próximo 30 de octubre esta familia cumple el período de tiempo máximo que puede estar en Ucrania, de manera que pasarán a ser ciudadanos irregulare­s para el país. «No sabemos qué pasará ni cómo vamos a afrontarlo, nos deja de cubrir incluso nuestro seguro médico privado», explica.

Lo que esperaban por parte del Gobierno, asegura esta madre, era una reunión conjunta con todas las familias en la que les explicaran cómo pensaban afrontar la situación y les ofrecieran soluciones. Pero el comunicado resultó ser todo lo contrario a lo que ansiaban: «Dicen que nos van a ayudar, y está claro que nos van a ayudar a morir».

Caso a caso Exteriores dice que ya se están dando citas y que analizará de forma individual cada situación

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ABC Cristina Álvarez y su marido, con otra pareja y sus hijos en Kiev

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