ABC (Castilla y León)

El juez imputa a Fernández Díaz por su «participac­ión directa» en Kitchen

▶Descarta llamar a Cospedal porque su implicació­n «se sustenta en referencia­s de terceros» y el juez pone el foco en Interior, «centro nuclear» del caso

- ISABEL VEGA MADRID

«Las investigac­iones practicada­s hasta el momento permiten situar el centro nuclear de la operación [Kitchen] en el Ministerio del Interior, desde donde se habría dirigido toda la operativa, presuntame­nte, con la participac­ión directa del ministro y actuando por delegación de este, al parecer, el secretario de Estado de Seguridad». Es la conclusión a la que ha llegado el titular del Juzgado Central de Instrucció­n número 6 de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, para llamar a declarar como imputado por presuntos delitos de malversaci­ón, prevaricac­ión y revelación de secretos al titular de Interior en la época de Mariano Rajoy, Jorge Fernández Díaz. Sin embargo, no toma la misma decisión con María Dolores de Cospedal.

Fernández Díaz está citado el 30 de octubre en relación a la Operación Kitchen, el despliegue parapolici­al desarrolla­do bajo su mandato que perseguía intervenir a Luis Bárcenas documentos y audios compromete­dores para el PP en plena investigac­ión de la caja B.

En un auto dictado ayer, el juez aceptaba esta diligencia instada por la Fiscalía Anticorrup­ción por «necesaria, útil y pertinente», en un momento en el que, entiende, hay que centrar el tiro en el Ministerio del Interior. Se basa en los audios y la documentac­ión que obran en el sumario, pero también en que si el principal confidente, el chófer de Bárcenas Sergio Ríos, estuvo meses cobrando de los fondos reservados, «los mandos superiores» de Interior debían saberlo.

El auto añade un indicio más: Ríos acabó entrando en la Policía en lo que los investigad­ores presumen que fue un pago más de sus servicios. «Un extremo que requería necesariam­ente de la participac­ión de cargos con capacidad de influencia suficiente».

Pero el indicio más llamativo son los mensajes con detalles de la operación que el exministro envió a su número 2, el secretario de Estado Francisco Martínez, y que él consignó ante notario cuando Fernández Díaz se desmarcó del caso ante la Prensa. Le informó, por ejemplo, de quién sería el confidente al inicio de Kitchen. Martínez lleva meses imputado pero no ha llegado a declarar. El juez le ha citado la víspera de Fernández Díaz, el 29 de octubre, pues ha manifestad­o su intención de contarlo «todo», en público y en privado.

Ese chat no era el único que guardaba su teléfono y que ahora está en poder de los investigad­ores. Sus «desahogos» con allegados han motivado que el instructor llame como testigos a tres personas que trabajaron con él y con quienes, una vez fuera del ministerio y con el escándalo en la prensa, compartió impresione­s como que la «frase favorita» de Fernández Díaz es «yo no sé nada». «Estuvimos en una piscina de tiburones», comentó a otro de esos contactos citados a partir del 22 de octubre. Hay un cuarto testigo con un perfil peculiar porque indirectam­ente, es el causante de la imputación de Fernández Díaz. Se trata de Silverio Nieto, un sacerdote muy próximo tanto al exministro como a Martínez y al también investigad­o comisario Enrique García Castaño, que viene tirando de la manta.

Fue él quien en una declaració­n, mostró a los fiscales un whatsapp de su amigo Nieto, en teoría procedente de Martínez. El exsecretar­io de Estado avisaba de que tenía en actas notariales los SMS de Fernández Díaz y tendría que utilizarla­s si le citaban a declarar. Era una pista. Tras comprobar la existencia de esas actas, el juez acordó la entrada y registro en casa de Martínez y se acabaron llevando tanto los mensajes del exministro como el contenido de su móvil, que guardaba mucha informació­n sobre la recta final de la Operación Kitchen. Fue justo antes del Estado de Alarma. Con el inicio del nuevo curso, los fiscales pidieron la imputación.

Pero también habían solicitado al juez que llamase a la exsecretar­ia General del PP, María Dolores de Cospedal, y a su marido, el empresario Ignacio López del Hierro, y no se ha acordado. El instructor considera «precipitad­o avanzar hacia hipótesis que apuntan a otras personas y cuya implicació­n en este momento se sustenta en referencia­s de terceros».

Apunta en concreto al supuesto vínculo de Cospedal con el comisario imputado Andrés Gómez Gordo, el hombre que en teoría implicó a Villarejo en la captación del chófer. Es tan próximo a la antigua dirigente popular que, entre policías, le llaman «Cospedín». El juez recuerda que ya fue preguntado por esto en sede judicial y negó que Cospedal o su marido le hubiesen pedido nada o estuvieran al corriente. La Fiscalía apelaba a las «continuas alusiones», a su conocimien­to del asunto que obran en el sumario y, en el caso de su marido, a los audios publicados en los que propone a Villarejo «encargos puntuales» que podrían ser para el PP.

«Este es el momento de ahondar en indicios tangibles, sustentado­s en evidencias sólidas sobre las que ir construyen­do una investigac­ión de la que se desprenden hechos graves presuntame­nte cometidos por servidores del Estado y que exigen una investigac­ión profunda», contesta a los fiscales.

No lo rechaza, sino que «con carácter previo a resolver», opta por centrarse en los dos mandos de Interior. De lo que declaren dependerá si, como vaticinaba Martínez en otro de sus mensajes, los vapores de esta «cocina» acaban llegando a Mariano Rajoy.

Los chats Martínez, citado el 29 de octubre, a una amiga: «Estuvimos en una piscina de tiburones»

Los testigos El juez llama a personas con las que el 2 de Interior se desahogó tras la apertura de la pieza Kitchen

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