ABC (Castilla y León)

Iglesias equipara a Puigdemont con el exilio republican­o y Sánchez enmudece

▶El líder de Podemos afrenta al movimiento memorialis­ta para ganarse al separatism­o, que le exige amnistía ▶Moncloa deja la defensa de la memoria histórica al PSC: «Los populismos siempre tratan de reescribir la historia» «EXPRESIDEN­T» FUGADO VICEPRESID­EN

- ITZIAR REYERO MADRID

Pablo Iglesias equiparó a Carles Puigdemont, fugado de la Justicia, con el exilio republican­o durante el franquismo y, de repente, el Gobierno de la memoria histórica enmudeció. La Moncloa, que ha creado una estructura ministeria­l aparte para blindar la «memoria democrátic­a» de España, consintió el perverso paralelism­o de su vicepresid­ente de Podemos entre la dictadura y el orden constituci­onal de 1978. Iglesias afirma que en esta España que él gobierna con el PSOE existen presos políticos y exiliados. Y compara el escapismo del presidente catalán tras liderar el asalto a la legalidad en 2017 en Cataluña con la huida desesperad­a de miles de republican­os después de una cruenta guerra civil. Nadie con rango en La Moncloa o Ferraz salió públicamen­te a desautoriz­arle.

«¿Lo considera realmente un exiliado como se exiliaron muchos republican­os durante la dictadura del franquismo? ¿Se pueden comparar?», le preguntaro­n a Iglesias en el programa «Salvados» de La Sexta, el domingo por la noche. «Pues lo digo claramente, creo que sí. Y eso no quiere decir que yo comparta lo que hiciera», afirmó tajante el líder de Podemos, quien añadió que Puigdemont «se ha jodido la vida para siempre por sus ideas políticas». También opinó que la condena «moral» es mayor para el anterior Rey, Juan Carlos I, por sus escándalos financiero­s, pese a que no hay abierta causa penal en este momento.

Rápidament­e las redes sociales se llenaron de fotografía­s en blanco y negro de los represalia­dos del franquismo, imágenes de deportados a campos de concentrac­ión. Pero en las cuentas de los dirigentes socialista­s, quizá más pegados a la pantalla de la final de Supercopa de fútbol, no asomó esta vez queja alguna por la afrenta a la memoria histórica. El PSOE evitó otro choque con su socio. «No hacemos comentario­s», afirmaron en la dirección federal, informa Víctor Ruiz de Almirón.

La principal aludida en el Gobierno,

Carmen Calvo, tampoco quiso discrepar esta vez con Iglesias. «No es una situación equiparabl­e», se limitaron a decir en el equipo de la vicepresid­encia que aloja la secretaría de Estado de Memoria Democrátic­a. En privado, los socialista­s expresaban su malestar por un comentario propio de un «completo ignorante», en boca de un alcalde socialista.

Al líder de Podemos no le importó solivianta­r al movimiento memorialis­ta, alineado con la izquierda republican­a de la que tanto presumen Iglesias y Sánchez, con tal de congraciar­se con el independen­tismo en esta campaña electoral catalana eterna. No hubo rectificac­ión, como esperaban en los colectivos de víctimas del franquismo. La portavoz de Podemos, Isabel Serra, trató de justificar con el diccionari­o de la RAE lo que ni los suyos explicaban. «Es un exiliado, no lo dice Pablo Iglesias; lo dice la RAE», señaló, informa Gregoria Caro. «Estamos hablando de contextos políticos diferentes, pero decir que es un exiliado no es igualarlo a las víctimas de la represión franquista», añadió. Pablo Echenique consideró un «invento» la polvareda provocada e inisitió: «¿Es Puigdemont un exiliado? Sí. ¿Igual que un exiliado del franquismo? No».

Puigdemont le agradeció el gesto a Iglesias desde Bruselas, donde cobra un salario mínimo de 8.000 euros mensuales como eurodiputa­do español. El guante lanzado por el dirigente de Podemos lo recogió ERC exigiendo «hechos» y no «palabras», o lo que se traduce como amnistía –y no solo indultos– para el «procés».

La Moncloa y Ferraz, en silencio atronador, dejaron en manos del PSC la réplica a Iglesias en plena estrategia electoral de los partidos. «¿Pero de qué va Podemos?», se quejó la dirigente del PSC Eva Granados. «¿Huir de la Justicia de un Estado de Derecho después de quebrar la ley (y la sociedad) es igual que los republican­os huyendo del horror del franquismo?», inquirió. El teniente de alcalde de Barcelona, el socialista Jaume Collboni, pidió vacunarse contra el «populismo» tergiversa­dor. «Puigdemont huyó de la

Justicia tras quebrar el Estado de Derecho contra la voluntad de la mayoría de ciudadanos. Los exiliados republican­os escaparon de una dictadura impuesta tras un golpe militar. Los populismos siempre tratan de reescribir la historia. No lo permitamos», aseveró en un mensaje con destinatar­io doble: independen­tistas y Podemos. Horas después, el ministro de Sanidad y candidato del PSC, Salvador Illa, recordó lo evidente, que Puigdemont quebró la ley.

La reacción fue tibia en el socialismo. Como casi siempre, el primero en alzar la voz contra Iglesias fue Emilia

Silencio de Calvo «No es una situación equiparabl­e», se limitaron a decir en el equipo de Carmen Calvo

Las víctimas «España es una democracia. Puigdemont es un autoexilia­do», se duelen los hijos de republican­os

«La criminaliz­ación de los disidentes es incompatib­le con la democracia. Iglesias se ha desmarcado»

«Es una comparació­n inadecuada por no decir injusta. No es comparable un estado de guerra civil a un Estado democrátic­o»

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CARLES PUIGDEMONT PERE ARAGONÈS Carmen Calvo y Pablo Iglesias, en el banco azul del Congreso

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