POSPRESIDENCIA
¿Qué le espera a Donald Trump tras dejar la Casa Blanca?
Unos, sobre todo Nixon, se han dedicado hasta el último de sus días a la tarea de rehabilitar su malograda imagen política. Otros, al estilo de Obama y Clinton, se han concentrado en ganar dinero, mucho dinero, y retener algo de influencia en la vida pública de EE.UU. Algunos han preferido asumir un perfil bajo como Bush hijo. Y al estilo de Carter, también están los que han intentado ser más relevantes que cuando ocupaban el despacho oval.
Los expresidentes de EE.UU. forman parte de uno de los clubs más exclusivos del mundo. Retienen una envidiable cuota de atención residual, aunque solo sea por sus respuestas a la morbosa cuestión de si hay vida después de la Casa Blanca. Y aunque Donald Trump representa una peligrosísima aberración en la Presidencia, el «former» en cuestión de horas tampoco se escapa a las disquisiciones sobre su futuro.
Lo más fácil de anticipar sobre la pospresidencia de Trump es su complicadísimo horizonte procesal al perder la inviolabilidad de su cargo. Incluso si se concede un cuestionable autoindulto, tiene que responder a una letanía de causas pendientes tanto en la jurisdicción federal como estatal. Además del riesgo de que su segundo «impeachment» termine con una condena de inhabilitación que le impida volver a la carga en cuatro años.
Otra parte de atención tendrá que dedicarse a reconstruir su mermada fortuna personal, con cuantiosas deudas a pagar a corto plazo. Ya se sabe que Donald siempre ha sido muy cuidadoso con su dinero pero no con el de los demás. Para garantizarse nuevos ingresos –más allá de las donaciones destinadas a «Salvar América» y de paso su marca política– puede crear su propia plataforma mediática y cuadrar un gran pelotazo editorial con sus memorias.
Como escenario para su particular crepúsculo de los dioses, este silenciado paria de la democracia americana ha elegido Florida, convertida en oasis electoral del trumpismo entre jubilados y exiliados. En esta realidad alternativa es donde se supone que construirá su megalómana biblioteca y museo presidencial. Sin descartar, a través de sus hijos, el nacimiento de una nueva y disfuncional dinastía política.