La familia militar se queda huérfana
La muerte del arzobispo castrense monseñor Juan del Río ha sumido en el dolor a la gran familia militar española, tan duramente probada en estos tiempos de pandemia entre incomprensiones ridículas de los que más debían velar por su dignidad.
El padre y pastor de las FF.AA. ha dejado a los soldados españoles sin un referente de serenidad, vitalismo y alegría, porque monseñor Juan del Río era el rostro visible de los cientos de capellanes castrenses que sirven a la Patria atendiendo a los soldados en todo lo necesario para templar su espíritu en mil batallas.
Él siempre estuvo entregado a sus funciones ministeriales como párroco, docente, excelente comunicador, buen escritor y agudo articulista, pero además no tenía ningún inconveniente en cambiar la mitra episcopal por los trajes de campaña militar cuando era necesario. Todo un ejemplo. El Señor lo tenga en su Gloria.
Descanse en paz. esto es así, pues nadie lo explica, señor Escrivá.
El sistema de pensiones es proporcional: el importe de las prestaciones relaciona directamente las cantidades aportadas al sistema público y el periodo de cotizaciones efectuadas. El cálculo de la pensión se inicia con la base reguladora, y proviene de las cotizaciones que hayas realizado, y, por tanto, si han sido altas en tu vida laboral, la base tendrá que ser alta, incluso por encima de la pensión máxima. Esto ha permitido poder pagar las pensiones que se percibían mientras estabas cotizando, pues es un sistema de reparto: «Las cotizaciones de los trabajadores en activo financian las prestaciones del momento».
Si a alguien con base reguladora de 3.300 euros le despiden dos años antes de su jubilación ordinaria, le aplicarían la penalización sobre su base reguladora, pero si este queda por encima de la pensión máxima, primero la rebajan hasta la pensión máxima y luego aplican la penalización, es decir, si le han despedido cerca de la edad ordinaria de jubilación, nunca recibirá lo que aportó, aunque haya aportado mucho más de lo que recibiría con la pensión máxima. Esto según Escrivá es un privilegio para los pensionistas que las perciben con independencia de que hayas cotizado 40 ó 50 años por encima de la base máxima. Me parece un desprecio a las personas que pasaron su vida trabajando y aportando el máximo para mantener el sistema (también a las pensiones no contributivas). Si hablamos de sostenibilidad, entonces ¿quién nos devuelve el dinero de la caja de las pensiones que se utilizó para otros fines por el Gobierno de turno? por sanidad– su vacuna asegurada en tiempo y forma.
Sabemos de la importancia de la educación y los beneficios que conlleva para la sociedad, y en este tiempo difícil que nos ha tocado vivir a todos, el colectivo de la enseñanza, como muchos otros, merece la máxima protección para realizar su cometido con garantías.
Ya sabemos que el ritmo de vacunación se está complicando, pero habría que tenerlos en cuenta.
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