NUEVOS ALICIENTES PARA EL MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA
El centro con sede en Valladolid ha incorporado desde 2015 mediante compras del Estado y alguna donación: piezas de Salzillo, Juan de Mesa, Pedro de Mena y la primera mujer conocida del fondo: Luisa Roldán
lgunas subastas públicas de obras de arte pueden contar con un asistente ‘misterioso’. No participa en la puja, pero cuando un lote se adjudica al mejor postor, puede ejercer un privilegio especial que le convierte en comprador de la pieza al precio de remate. Es el Estado.
Antes, la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico, dependiente del Ministerio de Cultura, habrá analizado el catálogo de la subasta para localizar piezas susceptibles de formar parte de las colecciones públicas, a veces a petición de los museos de la red estatal. El organismo fija un precio máximo y si el remate se fija en una cantidad igual o menor, la persona enviada
Apronuncia la frase que dejará al adjudicatario inicial con la miel en los labios: «El estado ejerce el derecho de tanteo». Ese derecho preferente de adquisición por parte del Estado ha permitido la llegada al Museo Nacional de Escultura de una parte de las 31 obras que en los últimos seis años se han incorporado a los fondos del centro con sede en Valladolid. En otros casos, proceden de coleccionistas particulares o tiendas de antigüedades, a los que el Estado puede denegar el permiso de exportación, si pretenden vender en el extranjero, por considerar que una pieza es fundamental para el Patrimonio español. Después, podrá comprarla o no en función del precio marcado, pero la obra no podrá salir de España.
El óleo sobre tabla «Llanto
Cristo muerto» de Berruguete, Inmaculadas de Francisco Salzillo, Juan de Mesa y Pedro de Mena y un «San José con el Niño» de este último escultor, además de dos obras y un conjunto escultórico de la única mujer conocida en la colección del museo, Luisa Roldán, se cuentan entre las sorprendentes adquisiciones que han incrementado los fondos.
Su valor no viene dado únicamente por la autoría: «La intencionalidad de las adquisiciones en una institución como la nuestra [siempre a través del Ministerio] es buscar maestros, escuelas y materiales distintos; es decir, completar la colección en todos esos aspectos. Buscar una diversidad que dé una idea más aproximada de lo que ha sido la historia de la escultura española en el ámbito cronológico que tenemos
Inmaculada de Pedro de Mena fijado, desde el mundo medieval hasta el siglo XIX. Cosas que completen la colección, que rellenen lagunas, que permitan hacer discursos en la instalación del museo más globales, más completos», precisa el subdirector del Museo Nacional de Escultura, Manuel Arias. Llegan piezas de autor desconocido, que en el proceso de estudio al que se someten en el museo también pueden ser atribuidas.
La Roldana
A ese objetivo de cubrir ausencias responde a la perfección el ejemplo de Luisa Roldán, la Roldana. La escultora sevillana, en activo entre el siglo XVII y los albores del XVIII y poco conocida hasta hace unos años, se ha sumado a la colección del MNE gracias a las tres adquisiciones realizadas a partir de 2017. Las 19 piezas de madera policromada que forman «La cabalgata de los Reyes Magos»; el relieve «Virgen de Atocha», en barro cocido y modelado sin pintar; y la escultura «Virgen con el Niño y San Juan Bautista», en barro policromado, convierten el centro en uno de los fondos públicos españoles donde la artista está mejor representada, porque la colección más amplia de obra suya se conserva en la Hispanic Sosobre