En memoria de un soldado

Once años han pasado desde aquel primero de febrero de 2010, cuando John Felipe Romero Meneses, natural de Colombia y soldado de la Infantería española, cayó en combate en una provincia remota de Afganistán. Se había incorporado al Ejército con apenas veinte años y servía en el batallón Barcelona, con base en la Ciudad Condal y entonces desplegado en suelo afgano. Su unidad, tras varios meses realizando operaciones, recibió la misión de patrullar una de las rutas principales de la provincia, cuyo control pretendía la insurgencia. A lo largo del día, nuestras fuerzas habían respondido a diferentes ataques enemigos, y John Felipe, junto a sus compañeros, se había batido en su puesto con eficacia y valor sereno. Hasta que la explosión de un artefacto al paso de su vehículo lo alcanzó de lleno, causándole la muerte. A la explosión le siguió un nuevo ataque, al que los nuestros respondieron con arrojo hasta abatir a los insurgentes, haciendo uso legítimo de la fuerza. Es nuestro deber de militares honrar a nuestros caídos, y no hay mejor modo de cumplirlo que contar lo que hicieron. El cabo John Felipe Romero adquirió un compromiso con su patria de adopción y lo llevó, como militar, hasta sus últimas consecuencias. Su familia nos habla de él con orgullo, y sus compañeros lo recuerdan como un magnífico soldado, haciendo bueno aquello que Calderón de la Barca decía de los Tercios españoles: «… porque aquí a la sangre excede el lugar que uno se hace, y sin mirar cómo nace se mira cómo procede».