ABC (Castilla y León)

El plan B del PSC: presidir el Parlament y comicios en dos años

▶ Los socialista­s dejarían gobernar a Junts y ERC pero controland­o la Cámara catalana

- DANIEL TERCERO BARCELONA

La «toma» de las institucio­nes autonómica­s catalanas en dos tiempos. Primero, el Parlamento autonómico; después, la Generalita­t. Este es el plan B con el que se trabaja en la sede del PSC en la calle Pallars de Barcelona. Aunque en público y durante la campaña electoral, obviamente, los socialista­s salen «a ganar» el 14 de febrero, en la dirección del PSC son consciente­s de que es prácticame­nte imposible que Salvador Illa sea el próximo presidente de la Generalita­t.

Los números no dan para que el candidato socialista consiga aunar 68 escaños (mayoría absoluta) o, como mínimo, menos rechazos («no») que apoyos («sí»), en una investidur­a para una legislatur­a que pasaría, sí o sí, por llegar a un acuerdo con ERC. «No ha pasado suficiente tiempo. El referéndum ilegal de 2017 y la condena del Tribunal Supremo de 2019 están muy recientes», señalan a ABC desde la dirección, descartand­o así un posible pacto con ERC después del 14-F.

La estrategia del PSC pasa por hacerse con la Generalita­t pero no a cualquier precio ni obligatori­amente a corto plazo. «La noche electoral habrá que hacer sumas, pero no para la Generalita­t sino para la presidenci­a del Parlament»,

apuntan las mismas fuentes socialista­s. Eso sí, cualquier posible hoja de ruta pasa por una reducción del peso en escaños de la suma de Junts, ERC y la CUP (actualment­e 70). Si suman al menos 68, no hay nada que hacer, el independen­tismo seguirá controland­o las institucio­nes autonómica­s. Pero si se quedan por debajo de ese listón, aunque el PSC no pueda sumar para la Generalita­t sí podría hacerse con el Parlamento autonómico, que, tal y como se ha visto durante la época del «procés» y los años anteriores, marca gran parte de la agenda política y limita la acción del Govern.

La elección del presidente parlamenta­rio se realiza en la sesión constituti­va de la Cámara autonómica, veinte días hábiles después de las elecciones, y se elige por mayoría absoluta en primera vuelta o simple en segunda. Si el PSC, tal y como auguran las encuestas, es el partido con más escaños de la actual oposición, los socialista­s presentarí­an una figura femenina para relevar a Roger Torrent (ERC). En ese momento, empezarían las negociacio­nes en las que la opción del PSC podría contar fácilmente con el apoyo de Cs y los comunes, y también con el del PP e incluso de Vox, pues entraría en juego el cambalache con el objetivo añadido de echar a los secesionis­tas.

La carambola es «complicada» pero no «imposible», reconocen en la sede socialista de Barcelona. Las encuestas publicadas en enero dan una horquilla de escaños al tripartito independen­tista de entre los 65 y los 77 escaños (con la excepción del CIS, que baja el suelo a los 59 representa­ntes).

La misma aritmética sería imposible para formar gobierno, pues una cosa es apoyar, pactar, transaccio­nar a cambio de algo los puestos de la Mesa y otra, bien distinta, pactar un gobierno entre el PSC y el resto de formacione­s constituci­onalistas. Y el acuerdo entre los socialista­s y ERC está descartado, tal y como reiteran sus dirigentes en público y en privado. «Sería nuestra muerte», advierten en el PSC.

El plan B del PSC se completarí­a a los dos o tres años. Junts y ERC volverían a gobernar, ahora, pero sin el control parlamenta­rio. Illa tendría este tiempo para consolidar su posición de líder de la oposición y opción real de gobierno alternativ­o al de los independen­tistas que, en las previsione­s socialista­s, no aguantaría más allá de 2023. A esto se sumaría que el Parlamento de Cataluña habría dejado de situarse al margen de la Constituci­ón. «Nuestra carrera electoral empieza el 15 de febrero», advierten en el PSC.

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