ANÁLISIS
El cáncer es igual para todos, pero no todos somos iguales frente al cáncer. Esta afirmación, que para algunos puede resultar sorprendente, es una realidad que viven cada día miles de pacientes con cáncer y sus familias.
La pandemia originada por el coronavirus no es la responsable de esta situación. Lo que ha provocado el Covid-19 ha sido un agravamiento de la realidad de esta pandemia silenciosa que es el cáncer: durante el confinamiento de la primera ola descendió en un 21% el número de diagnósticos de cáncer o dicho de otra manera, uno de cada cinco pacientes, no se diagnosticaron o se diagnosticaron tarde.
Estamos ya en la tercera ola y no tenemos constancia de que esta situación se haya corregido, ni de que se hayan puesto las medidas adecuadas para paliar el retraso en los diagnósticos. Por lo cual la falta de diagnóstico o el diagnóstico tardío podría afectar en torno a 40 o 50.000 personas al cierre de 2020.
Si tuviera que hacer balance de la situación del cáncer el año 2020 sería claramente negativo: el Covid-19 ha supuesto un mazazo para nuestra lucha contra el cáncer. Ha generado una situación de emergencia en cáncer puesto que ha afectado a todos los ámbitos que rodean a pacientes y familiares: sanitario, laboral, económico, psicológico y también científico. Los pacientes están sufriendo las consecuencias de la Covid 19 en forma de retrasos en los diagnósticos, revisiones y pruebas; paralización de los programas de cribado; aumento de ansiedad y depresión; agravamiento de