ABC (Castilla y León)

Portugal recurre a ambulancia­s como hospitales de campaña

▶ España ofrece ayuda y Simón alerta de que nuestro país también «está en una situación complicada»

- FRANCISCO CHACÓN CORRESPONS­AL EN LISBOA

El Sistema Nacional de Salud de Portugal vive su peor pesadilla en medio de la tercera ola de la pandemia de coronaviru­s. Las imágenes de los hospitales colapsados desgarran a los ciudadanos lusos como si del fado del colapso se tratara.

La red de centros adolecía de una falta de inversione­s, congeladas por el Gobierno socialista, durante los últimos cuatro años y semejante circunstan­cia ha terminado por culminar en una Sanidad infradotad­a y ubicada en edificios no siempre actualizad­os, como refleja el vetusto Hospital de Sao José.

Pero es el Hospital de Santa María el que se ha convertido en el epicentro de la batalla portuguesa contra la nueva infección. Y allí, en los alrededore­s de la Ciudad Universita­ria, se dibuja un horizonte desolador.

Basta acercarse brevemente a la avenida Egas Moniz para calibrar la dimensión de la tragedia: las ambulancia­s se agolpan a las puertas, no porque aguarden para arrancar los motores sino porque albergan a pacientes que no caben en el interior.

La tensión se palpa en la zona, con el personal apostado en la acera en espera de un momento que parece no llegar nunca. Y, para colmo, circundar el mastodónti­co bloque ofrece otro panorama de difícil digestión.

Contenedor­es con cadáveres

¿Qué son esos contenedor­es que se arremolina­n en un lateral? No, no son módulos prefabrica­dos para utilizar como aseos de reposición. Son cámaras frigorífic­as donde se agolpan los cadáveres que ya no puede recibir ni la morgue adjunta ni la de otros hospitales que no se hallan tan lejos de la zona.

Así las cosas, llega el eco a Lisboa de la llamada que realizó el Ministerio de Asuntos Exteriores español al embajador de Portugal en Madrid, Joao Mira Gomes. Una activación de solidarida­d en toda regla, que queda pendiente de concretars­e a lo largo de los próximos días.

Los muertos se acumulan día a día en este reguero fatídico del Portugal de hoy, aunque ahora que se hacía evidente la necesidad de auxilio externo la posibilida­d de la cooperació­n desde España se recibe como un soplo de aire fresco en el Palacio de Sao Bento, residencia del primer ministro, António Costa.

En principio, los detalles de la colaboraci­ón deberían incluir el traslado de los enfermos graves a suelo español y tal vez de esta forma no sea finalmente necesario recurrir a Austria.

Trámite farragoso

Pero, en todo caso, deberán articulars­e los mecanismos exactos que se han de activar. Pero la modalidad concreta todavía ha de decidirse y los portuguese­s saben que las competenci­as de Salud están transferid­as

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