ANÁLISIS
«Junts» por la mentira
La sinceridad no es una virtud en sí, advertía Camus en 1946. La reflexión, recogida en «La noche de la verdad», recopilación de sus artículos en «Combat», denuncia las tramposas lisonjas a la masa: «Hay sinceridades tan confusas que son peores que las mentiras. De lo que se trata hoy para nosotros no es de hablar del lenguaje del corazón, sino sencillamente de pensar con claridad». Las revoluciones, subraya Camus, salen muy caras: «1789 y 1917 siguen siendo fechas, pero han dejado de ser ejemplos».
Junts retoza en la mentira sentimental. Declararse «hija del 1 de octubre» –así titula Laura Borràs su reciente libro– es reivindicar un pucherazo. El independentismo escocés que tanto alaban nuestros separatistas cuestiona el «legado del 1O»: «He descartado un referéndum ilegal, si alguien quiere eso de mí no lo va a obtener. Cataluña es la prueba de que si el proceso no tiene legitimidad y legalidad no puede conducir a la independencia», declara Nicola Sturgeon. Tampoco lo suscribe Ortúzar (PNV): «El debate de todo y nada suele terminar en nada».
Cuando el preso Turull llama a desbordar al Estado (con la coartada del «pacíficamente»), la sedición vuelve a planear. La imputada Borràs promete la independencia con el 50 por ciento de votos: más sinceridad confusa. Los hijos del 1-O no se cansan de mentir.