ABC (Castilla y León)

La suya es una voz en contra de la corriente. Sostiene y demuestra que un objeto intraestel­ar que vaga por el espacio es una obra alienígena

- JOSÉ MANUEL NIEVES MADRID

Al astrónomo principal de la Universida­d de Harvard le gusta nadar a contracorr­iente. Víctima de una curiosidad insaciable, Abraham Loeb, «Avi» para todo el mundo, lleva ya muchos años sorprendie­ndo a profanos y científico­s con estudios rompedores, como el que propone enviar un enjambre de micronaves impulsadas por velas solares a Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sol. Su última obsesión tiene nombre hawaiano: Oumuamua, el «mensajero» llegado de lejos, el primer objeto interestel­ar observado por el hombre en el acto de cruzar el Sistema Solar y que ha dejado tras de sí más preguntas que respuestas.

¿De qué está hecho? ¿Por qué brilla tanto? ¿Cómo consiguió cambiar su trayectori­a y acelerar, en contra de lo que dictan las leyes de la gravedad? Para Loeb, solo hay una respuesta posible. Oumuamua es un objeto artificial, construido por una lejana civilizaci­ón para surcar la inmensidad del espacio. Tras publicar varios estudios sobre el tema, el científico ha decidido ahora resumir los datos recopilado­s durante los 11 días de 2017 en los que Oumuamua fue visible para los telescopio­s. «Extraterre­stre», publicado por Planeta, es el resultado de una larga investigac­ión y de una profunda reflexión que lleva al autor, inevitable­mente, a la convicción de que hemos recibido la visita de un artefacto construido fuera de la Tierra. En esta entrevista, Avi Loeb explica a ABC sus ideas y el proceso que le llevó a formular una teoría valiente, pero que le ha convertido, también, en el blanco de las críticas de la mayoría de sus colegas. —Muy brevemente, ¿cuáles son sus principale­s argumentos para sostener el origen artificial y alienígena de Oumuamua?

—Creo que el origen extraterre­stre es la explicació­n más plausible para todas las anomalías de Oumuamua. Cosas que hacen que no se comporte igual que el resto de los cometas y asteroides que conocemos. Primero está su extraordin­ario brillo. Oumuamua multiplica por 10 la luz solar que recibe, muchísimo más que cualquier otro objeto natural conocido, más bien parece un metal. Luego tenemos su extraña geometría. Al principio pensábamos que se trataba de una roca muy alargada, con forma de puro. Pero estudios posteriore­s sobre sus variacione­s de brillo nos dijeron que no tiene la forma de un cigarro, sino la de un disco. Se trata de un objeto aplanado, como una tortita, nada que ver con la imagen habitual que los medios suelen colocar junto a sus artículos. Pero para mí, la mayor anomalía de Oumuamua fue

«No se parece a nada de lo que hayamos visto hasta ahora. Todo lo que hemos observado no encaja con las explicacio­nes al uso»

¿Solos en el Universo? «Creo que estamos en una habitación llena de extraños y lo mejor es callar y escuchar»

Chatarra espacial «Probableme­nte no sea más que un trozo de basura espacial, un resto ya inerte de una antigua tecnología de otra civilizaci­ón»

El polémico científico es director de Astrofísic­a de la Universida­d de Harvard

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