El amigo o el familiar que busca que lo coloquen no suele ser el más inteligente, porque si fuera inteligente sería él quien colocaría a los demás
Tendemos a asociar el nepotismo al Mediterráneo, pero unos seiscientos años antes de que Pisístrato dirigiera Atenas, los chinos ya eran maestros en colocar a familiares y amigos en puestos públicos, siempre y cuando tuvieran poder para ello. Que lo hicieran con cargo al erario público no era por malicia, sino porque no existía la empresa privada, y hemos tenido suerte de que continúe la tradición. Mucha suerte. El amigo o el familiar que busca que lo coloquen no suele ser el más inteligente, porque si fuera inteligente sería él quien colocaría a los demás. Perteneciendo, pues, al amplio sector de torpes y mediocres, mejor que estén con un sueldo del erario público. Supongamos que el gobernante presiona a una industria del automóvil para que le den un empleo a un cuñado, que ha salido poco despierto, o a un amigo que necesita dormir catorce horas diarias. Al cabo de unos meses se correría el peligro de que los automóviles de esa factoría tuvieran problemas serios y provocaran accidentes. En cambio, al torpe lo llevas a un ministerio y el ministerio continúa impasible su tarea, sin perjudicar a nadie.
Hay un amplio sector de la sociedad que habla de los «ministerios invisibles», esos ministerios inventados por el Gobierno para estabular a los de Podemos, pero es mucho mejor que no hagan nada, porque cuando les da por hacer algo nos perturban. Mientras el Ministerio de Igualdad se dedica a confeccionar estudios para demostrar que el color rosa es una influencia machista, pues, mira, están entretenidos. Lo malo es cuando les da por preparar una ley donde para ser chico o chica basta una afirmación personal. O sea, que para ser arquitecto tienes que estudiar y demostrar que eres arquitecto, pero un hombre entra en el Registro Civil, dice que es chica, y si a la salida discute con otro igual que él, y le da un empujón, le puede acusar de maltrato de género. Mejor que no hagan nada y que se dediquen a dar conferencias sobre el heteropatriarcado, que es una palabra que les gusta mucho.
No obstante, el nepotismo evoluciona y parece que está a punto de dar el salto al servicio doméstico. Esa ampliación de la fraternidad a los empleados pudo tener sus antecedentes en ese gran moralista, llamado Echenique, que tuvo a un empleado sin dar de alta en la Seguridad Social. Si en vez de pagarle lo hubiera colocado de lo que fuera, con cargo al erario público, se hubiera evitado los engorros correspondientes.
Además, querer a los hijos no es censurable. Y que a quien luego cuidaría de sus hijos la promovieran a diputada por Albacete lo demuestra. Seguro que, tras la experiencia de ser diputada por Albacete, la Paidología y la tarea de cuidar a una niña fue mucho más fácil.
Felicitémonos de esta evolución, que va más allá del sobrino y del amigo, y que nos lleva a una sociedad donde cada vez sean más los sectores con derecho a un enchufe. Pasaremos de la Igualdad de Oportunidades (I.O.) a la Igualdad de Enchufe (I.E.).