6 veces más
Enseñar a decir que no sin miedo
Durante los meses más duros de la pandemia, especialmente en abril del año pasado, las alertas que emite el Centro Nacional de Niños Explotados y Desaparecidos (NCMEC) y que recibe la Europol se multiplicaron en el caso español casi por seis con respecto a otros ejercicios. están desarmados al enfrentarse a una mente adulta.
En la Policía, por ello, insisten en que «el mejor remedio es siempre una buena prevención». El Cuerpo, añaden, centra una buena parte de sus esfuerzos en la realización de charlas en los colegios para concienciar a los jóvenes. En el año 2019, según los últimos datos de la Unidad de Participación Ciudadana, los agentes impartieron un total de 30.200 charlas y actividades para jóvenes en colegios. Especifican que más de la mitad de estos cursos se centraron en alertar sobre los riesgos aparejados al ciberespacio, entre ellos el «grooming». Y si es importante que los jóvenes conozcan los peligros, la Policía también mira a los adultos. «La concienciación de los menores es muy necesaria, pero también lo es la de los padres e incluso de los profesores, ya que no solo pueden detectar comportamientos extraños en los menores, sino que pueden prevenirlos enseñándoles a hacer un buen uso de las tecnologías», subrayan fuentes policiales.
Vanessa Ramajo lo explica de una forma muy didáctica. Cuando va a los colegios a dar charlas a los chavales sobre los peligros de las nuevas tecnologías, siempre utiliza la misma técnica. «Me acerco a un niño y, con mi mejor sonrisa, le pregunto su nombre, edad, quiénes son sus padres, hermanos… Y me lo cuentan todo. A continuación les pregunto si se han sentido incómodos y todos me dicen que sí. Luego les intento hacer ver que si en el mundo real tienen que decir basta ante una situación que les haga sentir incómodos, tienen que hacer lo mismo en el mundo digital».
Ramajo es psicóloga y también la directora técnica de REA, la Asociación castellanoleonesa para la defensa de la infancia y la juventud. No oculta que uno de los principales problemas con los que se encuentran desde hace unos años es el «grooming» y, aunque señala que no hay un perfil típico del menor que puede ser víctima, advierte que hay algunos condicionantes que pueden hacer más frágiles a algunos jóvenes. «No existe una sola víctima potencial, pero sí elementos comunes (...) La necesidad de ser aceptado, de normalizar conductas de riesgo como el “sexting”, el no disponer de supervisión por parte de figuras de referencia adultas, tener dispositivos con acceso a internet sin supervisión... pueden ser elementos que confluyen dentro de las características de las personas más vulnerables», enumera Ramajo. E igual que no hay un perfil de la víctima, sostiene que tampoco del agresor: «Los jóvenes piensan que el depredador sexual es alguien muy mayor y que no es atractivo, pero puede ser cualquiera».
Como lamenta, todavía queda mucho camino por andar. No sólo hay que concienciar a los niños, insiste. «Hay un fenómeno que está también muy presente: el “sharenting”, que es la exposición excesiva de los niños, desde muy pequeños, en las redes sociales de sus padres», manifiesta Ramajo, quien considera que prácticas así vulneran la intimidad de los menores y hablan claro de que muchos padres tampoco conocen los riesgos de verter toda su vida en la web. «Lo que pasa con menores de edad, también no los encontramos con adultos. Hay veces que se nos acercan padres que también han pasado fotos por internet y que nos dicen que les están chantajeando para no divulgarlas», añade. La batalla continúa.
Códigos propios y foros privados No es fácil «cazar» a los acosadores que, en ocasiones, pueden llegar a servirse, incluso, de códigos propios y foros privados para conseguir material prohibido