ABC (Castilla y León)

«Nadie puede soportar este estrés»

Los ganaderos ven con «impotencia» cómo, un día sí y otro también, sus animales en extensivo sufren el ataque de los cánidos: «Esto es inhumano»

- ISABEL JIMENO VALLADOLID

«Esto es inhumano». La queja es común entre los ganaderos que conviven y sufren los ataques del lobo. «Resignació­n, impotencia y berrinche» con cada mañana en la que llegar al campo es encontrars­e con un animal fallecido y otros malheridos por las fauces del cánido. «Se escapan pocos días que no haya un animal muerto. Si no es a ti, es a otro», se lamenta Pedro Sansegundo, ganadero de vacuno de carne en extensivo en la zona abulense de Navalacruz de Pinares, la provincia que acumula más de la mitad de los ataques del lobo en Castilla y León –superó los 1.500 en 2020–. Ya casi ha perdido la cuenta de las reses que el canis lupus se ha llevado. «Y las que se despeñan, las que abortan, las que pierden el celo por el estrés, los terneros degollados en pleno parto...», señala, con el sonido de los cencerros de fondo de unas vacas «muy inquietas, que se asustan por todo». A él le acaban de pegar un revolcón.

Los animales viven en el campo «nerviosito­s», lo mismo que él en su casa, donde se acumulan los días de insomnio y «muchas, muchas, muchas noches en las que no puedes dormir y he salido a ver». «Es tu capital, tu economía y no lo dejas de dar vueltas», señala Pedro, quien en su día a día combina jornadas «tranquilas» sin la inesperada visita del lobo con otras en las que «te encuentras un desaguisad­o cojonudo».

«No sabes qué día vas a tener la sorpresa. Un día fue mi padre al amanecer y estaba bien y una hora después, ya había atacado», coincide Héctor Gómez, ganadero de vacuno y de porcino ibérico en la zona salmantina de Alaraz. Ayer mismo echó en falta un becerro y sabe que si hay buitres sobrevolan­do la zona, «malo». «Marcan» el lugar de la víctima, que a veces encuentran días después. Con 700 hectáreas de terreno, 350 cerdos en la dehesa y 400 vacas más

Castilla y León, Galicia, Asturias y Cantabria, «casa» del 95% de los lobos de la Península, no están dispuestas a que les «impongan» cómo gestionar al cánido. Contrarias al acuerdo que llevará a la prohibició­n de la caza del Canis Lupus al norte del río Duero, las cuatro autonomías de distinto signo político hacen piña y ya han advertido que llevarán al Gobierno a los tribunales y ejercerán «acciones judiciales de todo tipo» para «frenar» la polémica decisión impulsada por el ministerio liderado por Teresa Ribera, y que también estudian recurrir. crías y sementales, «no puedes contar» cada día los ejemplares. Esto tiene un problema añadido: si no los ven nada más sufrir el ataque, no cobran una indemnizac­ión que «no cubre» los costes y que tampoco cuenta otros daños, como los jamones que con un «bocado» del lobo ya no se podrán vender.

«¡Los ves morirse!»

«Hay años que no sale ni un ternero. No sé ni cómo aguantamos», se lamenta Pedro. «Porque vivimos con muy poquito», se responde este ganadero de 63 años «por vocación, porque quiero». «Toda la vida» dedicada al oficio que ya ejerció con su padre, pero en el que él ha tenido que aprender a convivir con un lobo del que su progenitor le contó que «alguna vez» se vio, pero que desde hace un tiempo es un indeseado visitante ante el que «no puedes hacer nada». Desde hace «dos o tres años» sufre también Héctor los ataques en la dehesa salmantina. «No era zona de lobos», pero 20 animales muertos, otros tantos heridos y «los que me iré encontrand­o» sólo desde el pasado agosto lleva en su cuenta, a la que descontar también los cerdos que del «estrés» no han cogido peso suficiente para salir al mercado. Tienen que acercarlos las bellotas porque «no salen ni a comer».

«Nadie puede soportar este estrés, las pérdidas... Así no se puede vivir», se queja Pedro con «dolor» por el «intenso» padecimien­to que también sufren los animales, «indefensos» en su casa que es el campo y que cada vez con más frecuencia se ve asaltado por el lobo. «¡Los ves morirse!», exclama Héctor, quien advierte de la incoherenc­ia de la exigencia de «bienestar animal» que a ellos como ganaderos se los exige y a la vez «dejar que nos los mate el lobo». «Berridos, alaridos», reses heridas que tras días de curas mueren... ¿Ganas de tirar la toalla? «Muchas», responden. La pasión animal, lo que hace que se mantengan activos. «Si piensan dar vida al lobo y matar al ganadero, no sé qué vamos a comer», se queja del afán «de los que se llaman ecologista­s». «El que quiera, que pruebe, que viva esto y con el tiempo me dará la razón».

Asturias, Cantabria, Galicia y Castilla y León irán a los tribunales

Otros daños Al convivir con el lobo, los animales, nerviosos, se despeñan, abortan o pierden el celo por el estrés

 ?? ABC ?? Ternera muerta tras un ataque del cánido en la provincia de Ávila
Héctor Gómez, con sus cerdos, uno herido por el lobo
ABC Ternera muerta tras un ataque del cánido en la provincia de Ávila Héctor Gómez, con sus cerdos, uno herido por el lobo

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