ESPERPENTO LOBUNO
lgunos ya barruntábamos que la creación del Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO), cursi la denominación y avieso el concepto, no escondía buenas intenciones respecto al sector agropecuario. Para remate, el Gobierno que no deja a nadie atrás situó al frente a Teresa Ribera, mujer de postulados radicales, ya fuera en contra del diésel o del consumo de carne. Porque las vacas ventosean una barbaridad, los puercos no dejan de producir purín, y al final todo es metano que contamina cielos y tierra, bendecid al Señor. Así que mejor todos herbívoros, digo veganos.
ALuego, tan insigne talibana fichó como secretario de Estado a un sujeto sin formación ni oficio conocido, salvo llevar desde 1987 como lamelibranquio del PSOE asturiano. Hugo Morán, natural de Campomanes, que atesora el mérito de no haber cotizado nunca a la Seguridad Social fuera de la política. Un biotipo habitual del partido, léase también Iceta, que casualmente ambos se parecen en su condición anatómica de cuellicortos.
Pues el MITECO acaba de blindar al lobo en la totalidad del suelo español, tras el acuerdo alcanzado esta semana en la Comisión Estatal para el Patrimonio
Natural y la Biodiversidad, un mejunje en el que también participan las comunidades autónomas. Llevaban tiempo tratando de plasmar la idea. Porque claro, mejor tomar una decisión de tamaño calado de forma colegiada, y sobre todo que voten a favor de no cazar al depredador Canarias o Melilla. Todo muy equitativo y coherente. Mañana se prohíbe la pesca en la isla del Hierro con el apoyo de Castilla y León y a ver quién protesta. Así anda el patio político, en plan chichi de la Bernarda y venga una de gambas. Las regiones que acogen la mayor población –Castilla y León, Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco, que suman el 95% del total– se pronunciaron en contra, junto a Andalucía, Madrid y Murcia.
La obsesión de los dirigentes del Ministerio apunta a lograr un aumento del 20 por ciento de ejemplares hasta 2030, que permita la reintroducción en nuevos territorios. Para facilitar su conservación a largo de plazo, se argumenta demagógicamente, cuando hay más de 2.500 individuos. Algunos más que linces, osos y águilas imperiales. Ganaderos y organizaciones agrarias tildan la medida de despropósito y piden que no se materialice. COAG reclama incluso la dimisión de la yunta Ribera-Morán. La Real Federación Española de Caza y los ingenieros de montes creen que esta no es la vía para una gestión sostenible del canis lupus, pues obvia los ataques a la ganadería y los crecientes daños. Otro revés al mundo rural. Otro conflicto enconado y enquistado. Hacemos justo lo contrario de la mayoría de los países europeos. Aquí también somos una deformación grotesca de esa civilización, como señalaba Valle-Inclán. Un esperpento teñido de falaz ecologismo y colado de rondón por quienes no sufren el problema.