Con el 3-4-3
decía aún más un equipo rehecho, correoso, más bien de circunstancias. Casemiro se liberaba como «box to box» y Asensio mejoraba en zonas interiores. Mejor ahí que en los extremos, lugar de duelista que no parece ir con su temperamento.
Bordalás movió y cambió todo lo movible, pero sin efectos. El Madrid fue inconmovible y Courtois no tuvo que flexionar.
Cosas nuevas
Mover el sistema tenía efectos positivos para Zidane. Muchos jugadores hicieron cosas nuevas o desacostumbradas: Mendy hizo de central y marcó, Marcelo se sintió útil como 10, Asensio como 7, Casemiro se descolgó al ataque y hasta Vinicius, poco brillante, se hizo pasador desde la derecha. Además de eso, se reforzó la ética solidaria del cerocerismo que le dio la Liga al Madrid la temporada anterior. El Madrid daba sensación de agotamiento y estos cambios, obligados, casi desesperados, han renovado algunas cosas. También han añadido tres castillistas a la rotación. La sensación general es buena, aunque las lesiones acechan (Marcelo también dejó el campo renqueante).
Zidane ha hecho de la necesidad virtud con la defensa de cinco.
Marcelo, de 10 El lateral contribuyó con sus acciones de clase en el ataque. Se retiró con molestias al final
Benzema aparece El delantero remató al palo primero y luego consiguió el gol de cabeza. Magistral