ABC (Castilla y León)

PUNTO DE VISTA

El alto tribunal no resuelve, por el momento, el recurso del Gobierno contra la medida de la Junta

- DIFÍCIL DE ENTENDER MONTSE SERRADOR

ada vez que escucho hablar de salvar la Semana Santa no puedo creerlo. No hay nada que salvar que no sean vidas y recuperar la normalidad perdida. Pero para llegar a eso hay que ganar la batalla a la terrible pandemia que padecemos que, entre un virus que toma todos los atajos posibles y un galimatías de normas que uno ya no es capaz de interioriz­ar, se pone cuesta arriba, aunque algunos de los números parece que en este momento dan un respiro.

Nos faltan respuestas. No soy capaz de entender por qué Castilla y León está siendo golpeada como lo está siendo cuando es una de las comunidade­s más «cerradas», más limitada en movilidad y también más envejecida. Tal vez ahí esté parte del problema. Sigo sin entender por qué se obvia la colaboraci­ón privada para luchar contra la pandemia o por qué se mantienen los corporativ­ismos a ultranza, que lo único que hace es limitar los medios para luchar contra ella. No puede ser que todo se descargue sobre los habitantes de ciudades y pueblos que, en general, son buenos cumplidore­s y sumisos receptores de normas, a veces tan irracional­es como la de las 25 personas por templos de más de un millar de metros cuadrados y alturas imposibles. Son las normas y en general se cumplen. Eso, además de riñas y más riñas de gestores que están desbordado­s y seguro que se están dejando la piel en este duro trabajo de luchar contra un enemigo microscópi­co que no se rinde con facilidad.

La clave ahora es la vacuna. Me cuesta entender que cada comunidad tenga su estrategia de vacunación, tampoco entiendo que España no alce la voz, como la alzan en otros países de Europa, reclamando como sea más vacunas. Ni entiendo la lentitud y opacidad de la diplomacia europea que todo lo retrasa, ni siquiera que la política se pueda anteponer a si debe o no llegar la vacuna rusa. La prioridad uno sobre todo es vencer a este virus y recobrar la normalidad. Sin ella no habrá nada de nada y ya lo estamos sufriendo. Lo siento, pero a estas alturas si hay procesione­s o no, que no las puede haber, me parece un tema menor, ni siquiera lo es la movilidad limitada en Semana Santa. De lo que se tiene que hablar es de conseguir inmunidad cuanto antes y eso solo se alcanzará si se suman todas las fuerzas. Pero me temo que, para este país nuestro, es pedir demasiado. Así de triste.

CVALLADOLI­D

El toque de queda a las 20.00 horas continuará, por el momento, en Castilla y León. La Sección Cuarta de la Sala de lo Contencios­o Administra­tivo del Tribunal Supremo se reunió ayer sin llegar a resolver el recurso presentado por el Gobierno de España contra la medida decretada por la Junta y que entró en vigor el pasado 16 de enero. «Van a seguir deliberand­o», señalaron fuentes del TS. En principio, hoy se podría retormar el asunto para alcanzar una resolución definitiva al respecto. En caso de no reunirse, se dejaría hasta la cita ordinaria del próximo martes, salvo que haya una convocator­ia anterior si se considera urgente.

De esta forma, sigue vigente la ampliación de dos horas del toque de queda en toda la Comunidad (el máximo recogido por el Decreto del estado de alarma era hasta las 22.00 horas), por lo que Castilla y León va camino de cumplir un mes con esta limitación. El pasado jueves la Junta, apurando al máximo el plazo permitido, envió al TS el documento de alegacione­s al recurso en las que argumentó que prioriza el derecho a la vida y entiende que el adelanto del toque de queda es necesario, porque desde su aplicación, sostiene, se han reducido los contagios. También

expuso que esta decisión se adoptó para proteger la vida —conforme a una sentencia del Tribunal Constituci­onal— y hacer el menor daño a la economía. La «no decisión» del Tribunal Supremo llegó el día en el que Castilla y León superó la barrera de los 5.000 fallecidos por Covid en los hospitales de la Comunidad al anotar 29 nuevos decesos que hacen un total de 5.008 desde que comenzó la pandemia. A esta cifra hay que sumar las 1.120 personas fallecidas en las residencia­s y otras 1.028, de estos centros, que tenían síntomas compatible­s con la enfermedad, además de los que murieron en sus casas.

Los contagios, sin embargo, continúan por debajo de los mil, si bien ayer repuntaron hasta los 849, frente a los 494 de la jornada anterior, aunque los lunes arrastran el efecto del fin de semana en el que se realizan menos pruebas.

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