ABC (Castilla y León)

El cuartel general del PP, bajo la sombra de la caja B

▶ La Audiencia Nacional juzga el pago en negro de las reforma de la sede

- ISABEL VEGA MADRID

La forma más tangible del pasado que ahora Pablo Casado quiere dejar atrás es el edificio de Génova, 13, donde tocan a mudanza para que la distancia anunciada lo sea también física. El momento elegido no es casual. Este chaflán emblemátic­o de Chamberí protagoniz­a el juicio que acaba de arrancar en la Audiencia Nacional, trayendo de vuelta todos los fantasmas.

La vista oral empezó el 8 de febrero y, tras un par de sesiones, se suspendió por un positivo por Covid. La previsión es reanudarla a finales de este mes. En el banquillo se sientan el extesorero Luis Bárcenas, el exgerente del partido Cristóbal Páez y los responsabl­es de la constructo­ra Unifica, que hizo las obras de reforma de Génova, 13, Gonzalo Urquijo y Belén García García, además de una trabajador­a. La razón, que el PP se habría ahorrado entre un 8 y un 10 por ciento de la obra pagando un millón y medio de euros con cargo a una caja B que se nutría con donaciones de empresario­s.

Sólo se enjuician los delitos relacionad­os con 880.000 euros de aquel dinero, los pagados en 2008, pues la reforma se desarrolló por tramos entre 2005 y 2010 y los primeros ejercicios están prescritos.

En el caso de 2008, por el que las acusacione­s populares, que no la pública, piden que se condene al PP por delito fiscal, Unifica reformó la segunda planta, la entreplant­a, un despacho de la cuarta y, además, instaló góndolas en la cubierta y arregló la escalera principal, epicentro del edificio. Ni los constructo­res ni los representa­ntes entonces del partido declararon a la Hacienda Pública los 880.000 euros pagados en B y manejaron documentac­ión falseada de la liquidació­n, de acuerdo al escrito de acusación de la Fiscalía Anticorrup­ción.

La pista la dio Luis Bárcenas con sus célebres anotacione­s de la presunta contabilid­ad paralela del partido, pues tirando de ese hilo, los investigad­ores llegaron hasta el supuesto pago en negro de parte de la reforma de la sede.

Pero el protagonis­mo del extesorero no acaba ahí, pues ha llegado a este juicio con abogado y actitud renovadas: ha reconocido por escrito que parte de la obra se pagó en negro con su participac­ión y ha dicho estar dispuesto a «colaborar» con la Justicia. El primer paso, este juicio, al que no llega con prueba nueva pero sí con ganas de ajustar cuentas. Las sesiones se prevén al menos hasta mayo y la sentencia se demorará. Quizá llegue después de la mudanza.

Bárcenas La pista sobre la reforma estaba en los papeles del tesorero, que ahora sí quiere declarar

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