ABC (Castilla y León)

El BCE no puede adquirir más del 33% de la deuda de España, de la que ya tiene casi el 26%

- DAMOCLES NOS TIENE MANÍA

L Adeuda pública es la espada de Damocles que se balancea sobre la economía de España desde hace años y años. Y, por defecto, sobre sus ciudadanos. A partir de la cifra mínima registrada en 2007, con el 36,3%, fecha del inicio de la Gran Recesión de 2008-2013, se fue incrementa­ndo paulatinam­ente hasta alcanzar el 98,98% del PIB en 2016, cuando muchos esperaban que tocase techo y comenzase a bajar por aquello de que empezábamo­s a dejar atrás los efectos de la crisis de entonces.

Pero, no. No nos ha dado tiempo. Nos cogió por banda el sr. Covid-19, que ha resultado ser lo peor que nos podía haber pasado para mayor desgracia económica –salvando por supuesto el drama sanitario–, y vuelta a empezar. Una vez más, la situación nos vuelve a pillar en fuera de juego. Cierto es que se antojaba de obligado cumplimien­to facilitar el endeudamie­nto masivo. Sobre todo para las empresas, para hacer frente a los galopantes gastos derivados del impacto de la pandemia –pago de impuestos, nóminas, facturas de luz, gas, agua...– dada la escasísima actividad para muchas y bajada de persianas para otras tantas por la situación excepciona­l. Pero, a cambio, se ha entorpecid­o aún más si cabe la recuperaci­ón económica deseada.

Pero el riesgo de un alto y galopante endeudamie­nto posterior no sólo está en las empresas, fundamenta­lmente pequeñas y medianas, núcleo duro del tejido productivo español. El segundo gran inconvenie­nte con el que nos toparemos de bruces –y que tendrá que abordar, me temo, el tándem Sánchez-Iglesias– es la propia financiaci­ón del Estado español. Con un dramático escenario de partida, en el que la deuda pública se ha estabiliza­do en torno al 120% del PIB. Un nivel que, aunque para los populistas no supone ningún inconvenie­nte –damos a la manivela de la máquina del dinero o pedimos que nos perdonen la deuda, y listo, así, como si fuera tan fácil, piensan–, para el resto del mundo (incluidos todos nosotros, los ciudadanos de a pie) es un serio problema.

Claro que tenemos aún el apoyo incondicio­nal del BCE, sí. De hecho, no sólo es es el mayor tenedor de nuestra deuda pública (con el 25,83%), sino que también ha adquirido en los últimos tiempos casi 7 de cada 10 euros emitidos por el Tesoro. Entonces, ¿cuál es el problema? Pues que el maná europeo está llegando a su fin. El BCE, por estatutos, no puede adquirir más del 33% de la deuda pública de ningún Estado miembro. Y España, de continuar al ritmo actual, agotaría este cupo a finales de 2022; y si los capitales privados incrementa­n su ritmo de salida lo hará incluso antes... Y, la dichosa espada desenvaina­da, per sécula seculórum, pendiendo de nuestras impías cabezas por un único pelo de crin de caballo. No tenemos remedio. Al final va a ser que Damocles nos tiene manía.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain