EL TRÍO ISOFOTÓN Y LOS COMBUSTIBLES FÓSILES
MINISTROS DEL GOBIERNO DE PEDRO SÁNCHEZ Las ayudas de la Junta de Andalucía a la empresa de Ribera llegan al Congreso de los Diputados
Las crecientes divergencias entre los dos socios del Gobierno, cuyas dos mitades ni siquiera se aplauden ya en el Congreso, con la de palmas que se hicieron en recientes zambras parlamentarias, no impiden que el PSOE asimile la metodología de Unidas Podemos para negar las evidencias que se acumulan en los juzgados. La vicepresidenta Ribera, patrona de las renovables, se tornó ayer fósil y diésel para quitarse de encima las revelaciones –«una lista de mentiras, infamias y difamaciones», dijo– que la sitúan como benefactora de los apaños financieros de una Junta de Andalucía
en la que en los tiempos de Isofotón los ahora ministros Montero y Planas compartían mesa, mantel, subvenciones y sumidero donde dilapidarlas. Como diría María Jesús Montero, aquellos cuarenta millones de euros que la Junta entregó contra toda lógica gestora y pese a los informes adversos a la empresa a la que se incorporó como directiva su comadre Ribera se quitan o se ponen de otro lado y no pasa nada; todo esto con el ‘eso es poco’ reglamentario y el ‘chiqui’ por delante. Para la titular de Hacienda, lo que investiga la Fiscalía son «difamaciones» y «política de tierra quemada», y para el ministro de Agricultura, tercero en discordia, trasladar el expediente de Isofotón al Congreso de los Diputados es un intento de «difamar y calumniar». La respuesta de los tres afectados por aquel renovable negocio de las placas solares no solo fue ayer idéntica, sino que reprodujo la estrategia de Unidas Podemos de deslegitimar cualquier actuación judicial que le salpique. No es el Partido Popular el que acusa, sino un juzgado de instrucción el que se interesa por un pasado que Ribera pretende etiquetar como fósil para renovarse.