Los disturbios en defensa del rapero se extienden a Madrid
▶ El portavoz de Podemos traslada «todo su apoyo» a los manifestantes Barcelona, Gerona y Lérida volvieron a registrar amplios disturbios y saqueos en comercios
car, no me voy a meter con ellos porque no lo hagan porque tienen una línea editorial, ejerciendo el libre derecho del periodismo», abundó. «Lo que no me parece muy bien es que haya un medio expreso como brazo mediático de un partido político que señale a un periodista cuando publica algo que a usted no le gusta o que señale a un juez cuando juzga algo que a usted no le gusta», recriminó. Díaz aludía así a la cabecera ‘La Última Hora’, dirigida por la colaboradora de Iglesias, Dina Bousselham.
Reincidente
Junto a la oscilante interpretación de la libertad de expresión e información de Iglesias, la salud de la democracia española fue otro de los grandes debates que se abordaron en la sesión de control de ayer. La primera tras las elecciones catalanas del domingo. El presidente del PP, Pablo Casado, exigió a Sánchez el cese de Iglesias y de todos los ministros de Podemos por sus ataques a la democracia pero el jefe del Gobierno cuestionó la petición. «Con la que está cayendo hablar de ceses y dimisiones...», replicó, jactándose de los malos resultados obtenidos por el PP en Cataluña. Además, acusó al líder de los populares de estar «acomplejado por la ultraderecha» y le instó a romper sus acuerdos territoriales con Vox. Casado le advirtió de que está llevando a España hacia el «populismo de la Venezuela de Chávez».
Tras el líder del PP, Arrimadas tomó el testigo aunque, en su caso, responsabilizó a Sánchez por los insultos de Iglesias a la democracia. Le acusó de «no mover un dedo» y le instó a actuar e impedir que el vicepresidente segundo siga diciendo «sandeces». Sin embargo, el jefe del Gobierno volvió a hacer oídos sordos. Respondió usando otra vez a Vox al que señaló como el principal «peligro» para la democracia, y advirtiendo a PP y Cs que les está «comiendo». No obstante, dejó< claro que España es «una democracia plena», marcando distancia con su vicepresidente, pero sin reproches.
Adoquines, botellas, barricadas, incendios y hasta saqueos. La extrema izquierda aprovechó el ‘acicate’ de la detención y posterior encarcelamiento del rapero Pablo Hasél para reventar, literalmente, el centro de Madrid. Lejos de ser una concentración en pro de la libertad de expresión, lo acontecido ayer en la Puerta del Sol fue un ataque indiscriminado contra los efectivos de la Policía Nacional, los establecimientos de la zona y el mobiliario urbano. Los agentes se vieron obligados a cargar durante dos largas horas, en las cuales los vándalos desataron un auténtico campo de batalla. Al cierre de esta edición, ya se habían producido 15 detenciones y nueve personas habían resultado heridas leves.
La concentración se convocó a las siete de la tarde y, en menos de una hora, estalló el primer encontronazo. En una de las calles que desemboca en la céntrica plaza, en la carrera de San Jerónimo, los manifestantes trataron de romper el filtro de acceso por la calle de Carretas, empujando con sus propios cuerpos. A partir de ahí, el caos. Volaron piedras y botellas. Apostados desde primera hora, los efectivos de la Unidad de Intervención de la Policía Nacional (UIP), los llamados ‘antidisturbios’, se vieron obligados a emplearse a fondo para contener a la masa.
La presión creció cuando los vándalos asediaron la bóveda de cristal de la estación de Metro de Sol, cerrada por obras. La carga policial se recrudeció, en todas direcciones. Un grupo de ‘antidisturbios’ bajó la persiana metálica
de la entrada al suburbano para atrapar a varios de los manifestantes. A las 20.30 horas, la Policía logró dominar el kilómetro cero de la capital, pero la batalla continuaba en las vías aledañas: de un lado volaban adoquines arrancados del suelo, de otro, pelotas de goma.
Minutos antes de las nueve de la noche, los agentes intentaron frenar con gas lacrimógeno a la turba, que seguía lanzando piedras y erigiendo barricadas de fuego. La calle del Arenal fue una de las más afectadas, con decenas de escaparates reventados y una tienda de moda saqueada. Los destrozos fueron tónica común de una triste protesta que no estaba comunicada a la Delegación de Gobierno. Lo ocurrido en Madrid tuvo su reflejo, por segunda noche, en Barcelona. Una vez más, la plaza Urquinaona, concentró buena parte de los altercados. Sin embargo, esta vez los incidentes se extendieron al barrio de Sant Pere y en las inmediaciones del mercado de Santa Caterina. Asimismo hubo disturbios en la plaza Cataluña, Via Laietana y otros enclaves céntricos. Por segunda noche también se registraron disturbios y saqueos en comercios en Gerona y Lérida. Las protestas en Madrid y Cataluña tuvieron respuesta desde Unidas Podemos. Si por la mañana su líder, Pablo Iglesias, evitó condenarlas, por la noche, su portavoz parlamentario, Pablo Echenique, las alabó a través de un mensaje en Twitter en el que trasladó todo su apoyo «a los jóvenes antifascistas que están pidiendo justicia y libertad de expresión en las calles».