Nadal: «Me voy más sano»
▶ El balear se despide de Australia en cuartos, como en 2020, ante un gran Tsitsipas que remontó dos sets
El Abierto de Australia continúa siendo ese territorio hostil que se le resiste a Rafael Nadal desde que mordiera el título en 2009. Las molestias de su espalda fueron una primera señal de alarma, y, como otros años, sin rodaje en torneos previos antes de debutar. Pero al final, fue un gran Stefanos Tsitsipas el que aparta al español del torneo en cuartos, como lo hiciera Dominic Thiem el año pasado.
Nada parecía indicar eso tras dos primeros sets impecables del balear. Muy fino, veloz y contundente con sus golpes. Pero en el tercero, una rara desconexión, con tres errores no forzados en el tie break, cambiaron la dinámica: dieron alas al griego que se creció de lo lindo hasta remontar los dos sets en contra y llevarse el triunfo y la plaza en semifinales. Aún levantó el español dos bolas de partido, pero Tsitsipas confirmó que ya tiene cuerpo, tenis y cabeza para destronar a los maestros. Con 22 años.
Paciente el griego, admitió que a partir del tercer set voló «como un pajarillo», sin atisbo de esos desequilibrios mentales que no le habían dejado romper el techo en los grandes torneos. «He trabajado mucho la parte emocional y me hace feliz que se haya visto eso en la pista», admitía. Grande en su capacidad para superar los nervios del principio y gestionar la presión del final. Los jóvenes comienzan, por fin, a hacer real su amenaza del cambio de guardia. Solo en dos ocasiones en un Grand Slam, y han sido 287 partidos, habían remontado al balear dos sets: Fabio Fognini en el US Open 2015 y Tsitsipas ayer. «No he hecho un desastre, pero me ha faltado algo más. Los dos primeros sets he jugado bien, pero he fallado un remate, y una derecha y otro remate en el tie break y a partir de ahí todo se complica. Tsitsipas también ha dado un salto en el tercer set, y en el cuarto y quinto ha cometido pocos errores, ha sacado muy bien. Felicitarlo»,
explicó el balear en una rueda de prensa donde le pasó factura la intensidad del choque, pues tuvo que salir de improviso por un tirón en la pierna. «He preferido salir pitando que tirarme al suelo después de los memes que hubo cuando me pasó en Nueva York», bromeó después.
Ajustes en la preparación
Porque Nadal, a pesar de la derrota, se marcha con cierto optimismo. «Me voy mucho más sano de lo que estaba hace una semana y media y eso, mentalmente, es muy positivo». Eso sí, acuerda, analizará los errores que admite que cometió y esa preparación un poco más justa de lo normal, con las molestias de la espalda que no le permitieron jugar ningún partido previo –más allá de una exhibición con Thiem– y el descenso de la intensidad den los entrenamientos por la cuarentena obligatoria. «Físicamente me ha faltado esa chispa. Las cosas no han salido como esperábamos desde hace muchos días, pero vamos a ver ahora mi calendario. Ver qué hay que hacer para preparar el futuro de la mejor manera posible en estas circunstancias que estamos viviendo».
Mira al futuro. Su agenda lo lleva a Rotterdam el 1 de marzo, pero ya observa su gran objetivo anual, un Roland Garros en el que volver a ganarse la oportunidad de superar a Roger Federer en número de Grand Slams. Por el momento, el empate persiste en 20. La derrota del balear provoca, además, que Novak Djokovic se asegure el número 1 hasta, al menos, mitad del próximo mes, lo que le llevará a sumar 311 semanas a partir del 8 de marzo, superando las 310 del suizo. Récord.
En liza en el torneo permanece el serbio, que aspira a su noveno título en Australia y su grande 18. Juega hoy (9.30 horas, Eurosport) contra la sorpresa Aslan Karatsev. Y en la otra semifinal, mañana, Tsitsipas medirá el desgaste que le han podido producir estas cuatro horas ante Nadal con un Daniil Medvedev que encadena 19 victorias. El ruso, además, podría arrebatarle la segunda plaza de la clasificación ATP al balear si gana el domingo su primer Grand Slam. Melbourne ofrece pinceladas de esa irrupción de los jóvenes que parecía estancarse. Falta rematar, ahí donde se diferencia el gran jugador del campeón.
Análisis «No he hecho un desastre, pero me faltó un poco más. Fallé en el tie break y todo se complica a partir de ahí»