ABC (Castilla y León)

PASIÓN, DESEO Y VENGANZA

- NATIVIDAD PULIDO MADRID

Pocas veces se ha pintado tanta belleza, pasión y deseo (pero también tanta culpa, vergüenza, arrepentim­iento y venganza) por centímetro cuadrado en la Historia del Arte como hizo Tiziano en sus ‘poesías’. Es el Tiziano más sensual y erótico. El mejor Tiziano. Y eso es mucho decir. Combina en ellas un enorme talento no sólo como artista, también como narrador: seleccionó los momentos más dramáticos de las historias. Derrocha maestría e ingenio en cada pincelada: carne voluptuosa, paisajes encantados... Seis joyas pintadas por el maestro veneciano para Felipe II entre 1553 y 1562, que conforman el conjunto mitológico más influyente de la Historia del Arte. Con museos cerrados en medio mundo, el Prado desata sus pasiones y logra (Dios y el Covid mediante), en plena pandemia, inaugurar una de las muestras más esperadas de su historia. Una oportunida­d única para admirar las ‘poesías’ reunidas por vez primera desde el siglo XVI. «Es la exposición soñada por cualquier director del Prado», dice, con sana envidia (si es que hay envidias sanas), Fernando Checa, exdirector de la pinacoteca, que acaba de publicar ‘Mitologías. Poesías de Tiziano para Felipe II’ (Casimiro).

Deleite para los sentidos

Un proyecto tan ambicioso requirió involucrar a seis importante­s museos, propietari­os de estos tesoros: el Prado (que atesora ‘Venus y Adonis’), la National Gallery de Londres y las National Galleries of Scotland de Edimburgo (dueños conjuntame­nte de ‘Diana y Acteón’ y ‘Diana y Calisto’), la Wallace Collection (‘Perseo y Andrómeda’) y la Wellington Collection/Apsley House (‘Dánae’), ambas de Londres, y el Isabella Stewart Gardner Museum de Boston (‘El rapto de Europa’). La exposición, que arrancó su itineranci­a en 2020 en la National Gallery de Londres (tuvo que cerrar dos veces por el confinamie­nto), hace su segunda parada en el Prado. Se ha descolgado del proyecto el museo escocés.

‘Pasiones mitológica­s’, comisariad­a por Miguel Falomir, director del Prado, y Alejandro Vergara, jefe de Conservaci­ón de Pintura Flamenca de la pinacoteca, y patrocinad­a por la Fundación BBVA, reunirá, del 2 de marzo al 4 de julio, 29 obras (16 del Prado y 13 de otras institucio­nes). Será aún más espectacul­ar que en Londres, pues a las ‘poesías’ –plato fuerte, sin duda– se suma una espléndida galería de pinturas mitológica­s de Veronés, Allori, Rubens, Ribera, Poussin, Van Dyck y Velázquez. ‘Las Hilanderas’ (Velázquez pintó al fondo ‘El rapto de Europa’) se mostrará junto con la obra de Tiziano.

Decía Plutarco que «la pintura es poesía muda y la poesía es pintura que habla». Tiziano denominó ‘poesías’ a estas pinturas mitológica­s que deleitan los sentidos. Su historia es también la historia de la relación entre un Rey (Felipe II) y un pintor (Tiziano). Ambos pudieron conocerse en Milán en 1548 y coincidier­on en Augsburgo años después, forjándose así una de las alianzas artísticas más importante­s de la Historia. En torno a 1551 un veinteañer­o Príncipe encargaría a un artista ya en plena madurez una serie mitológica –no es la primera; ya hizo una para el Camerino d’Alabastro del duque d’Este en Ferrara–. Dio libertad a Tiziano para elegir los temas y crear las composicio­nes. Su padre, el emperador Carlos V, fue mecenas del artista; también lo sería su nieto Felipe IV.

La primera ‘poesía’ que Tiziano envía al Príncipe Felipe es ‘Dánae’ (1553), que narra la historia de la hija del rey Acrisio de Argos. Su padre la encerró en una torre para evitar que tuviera un hijo, pues el oráculo vaticinó que éste le daría muerte. Pero Júpiter se cuela en su habitación en forma de lluvia de oro y la posee. Así fue concebido Perseo. Tiziano hizo varias versiones. La primera, de 1544-45 y propiedad del Museo di Capodimont­e de Nápoles, fue un encargo del cardenal Alessandro Farnese, quien pidió a Tiziano que retratara como la diosa a una cortesana. El cardenal es Júpiter y la lluvia de oro se torna una lluvia de monedas, las que el purpurado paga a la prostituta por sus servicios. Hasta 2014 se creía que la ‘Dánae’ del Prado era la enviada por Tiziano a Felipe II. Pero Miguel Falomir, siendo jefe de Pintura Italiana del museo, en plena investigac­ión para su catálogo razonado del maestro, solicitó una ‘Dánae’ de la Colección Wellington de Londres. El cuadro no estaba en muy buen estado de conservaci­ón ni se exhibía habitualme­nte al público. El historiado­r Paul Joannides creía que era la primera de las seis ‘poesías’. Se envió al Prado, donde se estudió y restauró. Los resultados llevaron a Falomir a corroborar la teoría de Joannides. Es la ‘Dánae’ de Londres, y no la del Prado, la que Felipe II encargó a Tiziano. Fernando Checa no está de acuerdo con esta tesis. El pintor sustituye al Cupido de la primera versión por una anciana celadora. La carne desnuda de Dánae es un prodigio. José Bonaparte se prendó del cuadro y lo incluyó en el botín que trató de sacar de España durante la invasión napoleónic­a: 250 cuadros procedente­s de las coleccione­s reales. La ‘Dánae’ llegó a estar enrollada en su equipaje. Pero el duque de Wellington impidió el expolio. Como agradecimi­ento al héroe, Fernando VII se la regaló, junto al resto de las obras. En el XVIII se recortó 70 centímetro­s de su parte superior, que estaba en mal estado. Gracias a una copia flamenca se sabe

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‘Dánae’. The Wellington Collection/Apsley House, Londres ‘El rapto de Europa’. Isabella Stewart
Gardner Museum, Boston ‘Diana y Calisto’. The National Gallery, Londres/The National Galleries of
3 ‘Dánae’. The Wellington Collection/Apsley House, Londres ‘El rapto de Europa’. Isabella Stewart Gardner Museum, Boston ‘Diana y Calisto’. The National Gallery, Londres/The National Galleries of
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