La Junta ensaya en el paraje leonés BIC su apuesta por la conservación preventiva a través de las nuevas tecnologías para hacerla «extensible»
«Se trata de un territorio disperso, donde habita poca gente y que hoy no dispone de la vigilancia que tuvo hace años»
Un voraz incendio en el pueblo de Peñalba de Santiago, en plena Tebaida berciana, hace algo más de un año hacía saltar las alarmas. Todo quedó en un susto, ya que las llamas, que se propagaron con extraordinaria rapidez por corredores, ventanas y puertas de varias viviendas –sin causar por fortuna daños personales–, no llegaron a alcanzar la joya monumental de ese conjunto histórico, la iglesia mozárabe de Santiago. Sin embargo, este fortuito accidente fue concluyente para animar a la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León a elegir este territorio como laboratorio de ensayo de su apuesta por la conservación preventiva mediante el uso de las nuevas tecnologías.
«La demanda social en cuanto a la accesibilidad de los bienes culturales y del patrimonio general es cada vez más creciente, así que si no cambiamos la estrategia y seguimos apostando por resolver los daños que se van produciendo paulatinamente sin anticiparnos llegará un momento en que no tengamos los recursos suficientes», advierte el director general de Patrimonio, Gumersindo Bueno.
Es uno de los objetivos pretendidos con este proyecto que, a grandes líneas, consiste en la implantación, a través del desarrollo de un sistema de software y hardware, de una herramienta de monitorización y alerta temprana de riesgos contemplando todo un territorio. Ésta es precisamente una de las principales novedades de esta iniciativa piloto, explica el director general de Patrimonio, recordando que hasta la fecha había experiencias a corta escala, en edificios singulares e incluso en algún conjunto histórico –es el caso de Ávila–, pero nunca en un enclave tan amplio.
¿Y por qué la Tebaida Berciana? Este área del sur de Ponferrada, enclavada en la cuenca del río Oza y rodeada de una decena de picos montañosos, cumplía todos los requisitos para ser la elegida: «Se trata de un territorio disperso, donde habita poca gente y que por ello no dispone hoy de la vigilancia que tuvo hace años». A ello se suma la ubicación en ella de dos monumentos emblemáticos como la mencionada iglesia de Santiago y el monasterio de San Pedro de Montes, y otras tantas iglesias y ermitas (de algunas sólo se conservan restos) eremíticas realizadas a partir del siglo VIII como las de San Pedro de Villarino, Nuestra Señora de Guiana o
Relieve del coro de la iglesia, en Montes de Valdueza, uno de los detalles recogidos en el libro «El valle de los eremitas», editado por el Ayuntamiento de Ponferrada
San Clemente de Valdueza. Se trata de construcciones de estilo mozárabe que incluyen la mayoría en su decoración elementos celtas, árabes y visigóticos y donde durante los siglos IX y X buscaban aislamiento los ascetas.
En una fase posterior, el proyecto incluirá la colocación de unos sensores precisos en los inmuebles elegidos, que permitirá tener información a tiempo real de lo que está pasando en ellos en parámetros ambientales como temperatura, humedad, luminosidad... Asimismo, se ubicarán en ellos detectores de humo y presencia para prevenir incendios o robos. Todo, «puesto en relación con los planes de conservación preventiva que vamos a implantar en cada edificio y conjunto histórico», detalla el director general de Patrimonio Cultural, para quien la puesta en marcha de estos sistemas de monitorización no tendrían sentido sin unos planes previos de mantenimiento y detección de riesgos.
En este paso previo están ahora de la mano de la Diócesis de Astorga, el Ayuntamiento de Ponferrada y el centro asociado de la Universidad de Educación a Distancia (UNED), que cuenta precisamente allí con un activo polo de innovación en el llamado «internet
«Anticiparnos al daño» «Si seguimos apostando por resolver los daños sin anticiparnos llegará un momento en que no tengamos recursos»