ABC (Castilla y León)

Michelle Jenner y Roberto Enríquez protagoniz­an la serie de Atresplaye­r Premium

Conquistar el estómago y comer con los ojos EL CINE EN TELEVISIÓN

- ÓSCAR RUS MADRID POR OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE

Se conquista por el estómago y se come con los ojos en ‘La cocinera de Castamar’, adaptación televisiva de la novela homónima que hoy estrena Atresplaye­r Premium. Aunque aquí el seducido es un hombre de mucho temperamen­to y poco apetito tras la muerte accidental de su esposa. Michelle Jenner, la protagonis­ta, se gana el jornal y al personal de un ducado del siglo XVIII por su maña en los fogones, incluido al titular del mismo, encarnado por un Roberto Enríquez que luce pelazo, media y tacón. «Nuestra historia es bastante romántica; un amor imposible. Es una relación contra viento y marea; un poco heroica», explica Enríquez. Lo mollar sigue, pero hay personajes que aparecen de refilón en la novela y en la serie tienen más presencia, como los reyes. El cantante Farinelli,

La actriz Michelle Jenner

aliado de Felipe V, es un añadido. La informació­n (y el sexo) es también poder en la serie, donde siempre hay una puerta entreabier­ta. «Hay mucho juego y tensión sexual. No se visualiza con más o menos ropa, pero en los diálogos hay un tema de la erótica del poder y de lo que uno puede conseguir relacionán­dose con una persona», corrobora Maxi Iglesias. Se cocina y se enseña carne, y todos los personajes, de arriba y abajo, acaban mezclados. «En el siglo XVIII eran más liberales que ahora. Eran matrimonio­s arreglados por contratos y la sexualidad y el amor iban por otro lado. ¡Ahora lo hemos mezclado todo y hay más problemas!», cuenta María Hervás. Los directores no querían que la serie oliese a época; los personajes tenían que vivir de manera actual. «Te dicen “época” y ves a gente muy estirada con los corsés. Queríamos relajar eso», dice Hervás. Una de las dificultad­es era transmitir el gusto por comer. «La cocina es de probar y oler, y la pantalla no te da eso. Se percibe todo eso a través de los planos, sus imágenes comiendo, cómo les provoca cosas dentro...», desarrolla Jenner. Para Enríquez es una suerte de realismo mágico: «La cocina no sólo te llena la andorga, sino que produce efectos emocionale­s en la gente que prueba la cocina de la protagonis­ta».

Qué bien que han vuelto Olivia Benson y la juez Montes

Han vuelto dos mujeres grandes de la televisión, Mariska Hargitay y Candela Peña. La capitán Olivia Benson y la juez Candela Montes (Carmen Calvo, ven a por mí). Mariska lleva 22 temporadas con ‘Ley y Orden: Unidad de Víctimas Especiales’ (la 22 fue la que se estrenó el viernes en Calle 13). Candela estrenó la segunda de ‘Hierro’ (Movistar +). Y ahí se va a quedar porque no habrá tercera. Las dos series siguen siendo estupendas, pero qué va a decir una incondicio­nal. Ya saben que ‘Hierro’ es una ficción policiaca española creada por Pepe y Jorge Coira que puede recordar a los más recientes nórdicos, británicos o estadounid­enses. Un crimen y una investigac­ión. O un asunto de familia. Y un sitio especial, en este caso la isla de Hierro. Tan importante­s son los personajes como el paisaje. Candela está perfectame­nte asentada (es una policía de fuera de la isla la que se sorprende del único semáforo). Ya no es la forastera mal recibida que no entiende

‘Hierro’ «Es una ficción policiaca española que recuerda a los más recientes nórdicos, británicos o estadounid­enses»

el porqué de un tumulto en una romería. Eso sí, los malos la consideran «un dolor de huevos» (eso le dice Darío Grandinett­i a Enrique Alcides, el nuevo capo). Sigue siendo una mujer fuerte. Y no sé yo si tendría los problemas de Olivia Benson. Claro que, aunque ‘Hierro’ no tenga mucha identidad española (a ver, la tienen ‘Los hombres de Paco’), las cosas que le pasan a Olivia Benson sólo pueden pasar, de momento, en Estados Unidos.

Porque Olivia Benson, eficaz y contundent­e con los delincuent­es y compasiva con las víctimas, está en shock. Han empezado la temporada con mascarilla­s (que se ponen y se quitan al tuntún), gel hidroalcoh­ólico y el ‘Black Lives Matter’. Detienen a un hombre negro que no tiene nada que ver con ningún delito, la gente lo graba, se monta un pollo y Benson y Tutuola acaban en Asuntos Internos. Y lo peor, el hijo de Olivia, el que va a ballet, le pregunta a su madre si es racista. La propia Olivia se lo pregunta. Si, aunque no se haya dado cuenta, tendrá prejuicios y formará parte del «racismo sistémico de la policía». Está en shock, ya digo. Olivia, vuelve en ti que hay muchos violadores sueltos.

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