Hasel, Góngora y Quevedo
«Érase un hombre a una nariz pegado». Así comienza el soneto de Quevedo parodiando a Luis de Góngora. Una sátira magistral que según cuenta la leyenda el autor depositó en el escritorio de su rival. Eso sí que es arte.
Góngora procedía de una familia de bien, al igual que Pablo Hasel, que por lo visto comparte también con Quevedo una cierta cercanía con el pueblo. En las obras de los tres se pueden detectar en mayor o menor grado bastantes notas de rebeldía y crítica social.
Estimado Pablo, por ahora vas por buen camino. Quevedo también pasó una temporada en prisión y Góngora fue durante tiempo un profundo incomprendido. El problema estriba en qué te falta: instruirte en materias como filosofía y política, adquirir bastantes más conocimientos sobre historia, combatir a tus rivales sutilmente, con maestría y elegancia, trabajar la fuerza estética de tus ‘obras’, y muchos etcéteras. Solo así lograrás desarrollar opiniones sólidas cuya repercusión no se limite a una absurda quema de contenedores.
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