ABC (Castilla y León)

El camarero acusado de engatusar a una nonagenari­a niega saber que iba a heredar 1,5 millones

La ministra insiste en que no habrá caza horas después de que Tudanca diera esperanzas al campo

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El vecino de Valladolid acusado de engatusar a una nonagenari­a rica e incapacita­da para que le dejara una fortuna millonaria, a pesar de no guardar ningún parentesco con ella, alegó ayer que desconocía que la ya fallecida le hubiera dejado una herencia de más de 1.500.000 euros.

Su declaració­n, en calidad de investigad­o, ante la titular del Juzgado de Instrucció­n número 3 se enmarca en las pesquisas iniciadas a finales del pasado año a raíz de que una sobrina de la anciana, que inicialmen­te era su heredera universal y encargada de su custodia, denunciara ante la Guardia Civil la posible estafa cometida sobre su tía tras enterarse de que ya no figuraba en el testamento y sí el denunciado, informa Ep.

El investigad­o, J.C.V, camarero de profesión, sostuvo ante la juez del caso que el 28 de julio de 2017 acompañó en taxi a la nonagenari­a, A.Z.Z, clienta de su bar, hasta una notaría sin saber cuál era el motivo de dicho traslado, ya que, según dijo, ni siquiera subió con la anciana.

En su descargo, dijo que no tuvo noticias hasta diciembre de 2020 de que él hera el heredero, cuando el caso acabó en el juzgado, momento en el que, como así también advirtió su abogado, realizó una expresa renuncia a la fortuna, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

También declaró la notaria, que relató que el día de autos recibió en su despacho únicamente a la anciana y un abogado y que en un momento dado permanecía a solas con la primera para efectuarle una serie de preguntas para comprobar su capacidad. En este sentido, aseguró que la percepción obtenida fue postiva.

Incapacita­da

En el marco de esas pesquisas, consta una sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 3 de Valladolid, de fecha 15 de febrero de 2018, en virtud de la cual se acordó incapacita­r a la anciana debido a la enfermedad psíquica de carácter persistent­e que padecía —tenía una demencia degenerati­va primaria avanzada— que anulaba sus capacidade­s de gobierno y administra­ción de sus bienes. Por ello, se nombró como tutora a su sobrina, quien había cuidado de la entonces pareja de ancianos desde hacía varios años y quien los acompañó hasta su lecho de muerte, en el caso del varón en enero de 2020 y en el de ella unos cinco meses después.

Planas y Ribera, ayer en el Senado

MADRID

«El cambio más importante es que se va a suprimir el aprovecham­iento cinegético, y se va a establecer un régimen común en todo el territorio», afirmó ayer la vicepresid­enta cuarta del Gobierno, Teresa Ribera, en defensa de la decisión de proteger la especie del lobo ibérico en el conjunto del país. Así defendió la decisión en su comparecen­cia a petición propia en el Senado, que realizó en una sesión inédita junto al ministro de Agricultur­a, Luis Planas, que se había mostrado claramente en contra de esta decisión hasta ahora, informa Ical.

Teresa Ribera aseguró que la inclusión del lobo en el listado de especies protegidas puede ser «una oportunida­d para mejorar la cohabitaci­ón con la ganadería extensiva», ya que permitirá que los ganaderos perciban «indemnizac­iones más justas» por la pérdida de cabezas.

La responsabl­e de la estrategia nacional para el Reto Demográfic­o instó a que «abandonemo­s debates estériles y trabajemos todos juntos» en la mejora de la cohabitaci­ón entre el lobo y la ganadería extensiva en aquellas comunidade­s en las que esta especie está presente.

También incidió en que «el lobo está en un estado de conservaci­ón desfavorab­le en España», donde se da una «desigualda­d» en el trato a la especie al norte y al sur del Duero. «La ausencia de un marco estatal común genera dificultad­es en la gestión de la especie, con agravios comparativ­os», resumió.

Por su parte, el ministro de Agricultur­a comenzó su intervenci­ón asegurando que «es perfectame­nte posible la protección de la biodiversi­dad, como el apoyo a la ganadería extensiva, asegurando la convivenci­a con el lobo» en todo el territorio español. Es un tema tremendame­nte complejo ante el cual hay que dar una respuesta que no puede ser sencilla», convino, por lo que estimó fundamenta­l ese trabajo conjunto «y de consenso» con los territorio­s afectados en ese «difícil pero no imposible equilibrio de convivenci­a».

Horas antes, el líder del PSCL, Luis Tudanca, trasladaba a las organizaci­ones profesiona­les agrarias de Castilla y León su voluntad de que el Ministerio para la Transición Ecológica «ponga el contador a cero» y haya consenso sobre el lobo.

Reunión «urgente»

Mientras, los consejeros de Medio Ambiente de Castilla y León, Asturias, Cantabria y Galicia remitieron una carta al Ministerio en la que solicitan una sesión extraordin­aria de la Conferenci­a Sectorial de Medio Ambiente para tratar, de forma urgentemen­te, la paralizaci­ón de la inclusión del lobo en el Listado de especies silvestres en régimen de protección especial (LESPRE).

Un año después sigue Fernando Simón echándole capotes al coronaviru­s. Si entonces dijo del 8-M: «Si mi hijo me pregunta si puede ir le diré que haga lo que quiera», ahora sale con que «no es lo mismo estar bajo un paso de Semana Santa que en una concentrac­ión guardando las distancias». Un año y ochenta mil muertos después. Fernando Simón, que es tres cuartas partes de la incertidum­bre que padecemos, ese experto en no acertar nada. Un año de pronóstico­s erráticos, del «España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnostic­ado» al «en caso de tener algún impacto, será marginal, al menos, en nuestro país», que apuntó sobre la cepa británica en enero.

Fernando Simón, que es un mal vidente y por lo visto un peor epidemiólo­go, sigue siendo el aval del Gobierno para su agenda política y quedarán incautos que se fíen. Porque Simón, más que un profesiona­l, es el vocero que tranquiliz­a al personal, para que Irene Montero pueda seguir con su ministerio de propagació­n de pandemias y contagios: «Pues tía, no lo voy a decir pues porque no lo voy a decir…» que soltó hace un año la ministra después de ir a la manifestac­ión a toserle a todas las señoras mayores que se encontró. «En el 8-M, muy bien, muy bien. Yo salí muy contenta porque mogollón de peña…», que le confesó a una periodista días después.

Los pronóstico­s erróneos de Fernando Simón, uno detrás de otro, únicamente se pueden explicar si tiene acciones de «Pfizer» o ninguna ética profesiona­l, porque hasta ahora, que yo recuerde, sólo ha pedido disculpas por aquello de las «enfermeras infecciosa­s»; ese es el nivel de responsabi­lidad. Y aquí estamos un año después, con el Gobierno en pleno planteándo­se como lanzar otro 8-M, como una bomba nuclear. Aunque sea sólo con 500 personas, debería de ser motivo de dimisión, pero en este país no dimite ya nadie, ni aunque los muertos se acumulen y no den a basto las funerarias y la tierra para tanta irresponsa­bilidad.

Al menos ahora podremos concluir que todos aquellos que veamos caminando por las calles el 8M siguiendo la comitiva ministeria­l son borregos a sabiendas y que no los llevan con mentiras al matadero como un año atrás. A Simón sólo le ha faltado añadir que la manifestac­ión del 8-M de este año es sólo para familiares y allegados. Sí, y para 495 personas más.

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