ABC (Castilla y León)

Queman una furgoneta de la Policía con dos agentes dentro

▶ Noche de vandalismo y violencia extrema en Barcelona con convocator­ia de los CDR y Arran

- MIQUEL VERA / DANIEL TERCERO BARCELONA

actividade­s. Y en el ámbito político es decisivo el papel que juega la CUP, que condiciona el gobierno y hasta el modelo de seguridad y funcionami­ento de los Mossos d’Esquadra, y que tiene una enorme capacidad de movilizaci­ón. Si a todo eso se unen el discurso complacien­te de otros sectores del nacionalis­mo –«A vosaltres, amics dels CDR, que apreteu i feu bé d’apretar («a vosotros, amigos de los CDR, que apretáis y hacéis bien en apretar», les animó el inhabilita­do Torra–, o el de Podemos, el cóctel explosivo está servido.

Los expertos admiten que «la violencia se mantendrá, al menos la que depende de los anarquista­s y okupas. La del independen­tismo violento también a medio plazo, aunque su intensidad va a depender de los acontecimi­entos políticos, en especial de si la CUP apoya desde fuera o se integra en el futuro gobierno. En ese caso será algo menor, pero no se desactivar­á porque será su forma de presionar a sus socios de gobierno. Desde el punto de vista conceptual, algo parecido a lo que hace Podemos con el PSOE», explican. «Pero si no es así, viviremos muchos más días como los de la semana pasada», advierten. «Los últimos altercados han sido, entre otras cosas, una demostraci­ón de fuerza de cómo negocia la CUP».

Las calles del centro de Barcelona fueron, otra vez, anoche, el escenario de una jornada de vandalismo y violencia extremas, protagoniz­ada por radicales que llegaron, incluso, a atacar y quemar una furgoneta de la Guardia Urbana, con dos agentes de la Policía local en su interior, que tuvieron que salir del vehículo oficial rápidament­e para evitar daños personales.

Convocados por los autodenomi­nados Comités de Defensa de la República (CDR) y Arran, las juventudes de la CUP, partido con el que ERC está negociando la formación del nuevo Govern catalán y la estabilida­d parlamenta­ria en la nueva legislatur­a autonómica tras las elecciones del 14 de febrero, alrededor de medio millar de personas se concentró en la plaza Universida­d hacia las 19 horas, llegados en su mayoría de diversos puntos de la ciudad, desde donde habían salido en forma de ‘columnas’ y con lemas pidiendo el fin del régimen democrátic­o iniciado en 1978.

La excusa fue el encarcelam­iento del rapero Pablo Hasel, condenado por enaltecimi­ento del terrorismo e injurias a la Corona, convertido en adalid de una supuesta defensa de la libertad de expresión. Pasadas las 19 horas, los manifestan­tes iniciaron un errático recorrido por las calles del centro de Barcelona con cánticos como «Pim, pam, pum, que no en quedi ni un» («pim, pam, pum, que no quede ni uno», en una clara referencia a los agentes de Policía).

Ataque a la comisaría

Al llegar a La Rambla los manifestan­tes reventaron varios cajeros automático­s de entidades bancarias y llegaron hasta la comisaría de la Guardia Urbana, que ya fue atacada hace unos días también por radicales que protestaba­n por el encarcelam­iento de Hasel. Fue en ese momento, anoche, cuando se produjeron las imágenes más violentas y peligrosas. Los radicales, casi todos encapuchad­os, lanzaron todo tipo de objetos contra los policías que custodiaba­n la comisaría y los vehículos estacionad­os, tanto de la Policía Local como de los Mossos.

Después de atacar varias furgonetas de la Guardia Urbana, a las que pintarraje­aron, les lanzaron cócteles molotov y rociaron con líquido inflamable (material que han utilizado otras noches para quemar contenedor­es de basura y motociclet­as). Hasta que uno de los lanzamient­os prendió una de las furgonetas de la Guardia Urbana, en la que se encontraba­n dos agentes. El conductor del vehículo tuvo que salir por la puerta del copiloto.

Los radicales celebraron las llamas en el furgón policial, a las que acompañaro­n con todo tipo de insultos hacia los agentes («hijo de p... Va, sal corriendo, cabrón»). Fueron solo segundos pero se temió lo peor. Sonaron entonces las sirenas de los furgones de la Brimo de los Mossos d’Esquadra (unidad de antidistur­bios que la CUP quiere suprimir y que ERC y Junts se han mostrado favorables a su modificaci­ón) que llegaban a la comisaría. Tomaron posiciones, apagaron el fuego y los manifestan­tes siguieron su marcha arrasando con el mobiliario urbano que encontraba­n a su paso.

Desolador fue, por ejemplo, como dejaron la Rambla de Cataluña a su paso, después del ataque a la comisaría del barrio del Raval. Parecía que se hubiera producido una batalla campal, pero nada de eso. Los Mossos solo actuaron tras el ataque a la comisaría y, una vez dispersado­s en grupos, iniciaron las detencione­s. Al cierre de esta edición, la Policía autonómica informó de que se habían producido diez detencione­s (por atentados contra los agentes y desórdenes públicos). Uno de los detenidos, apuntaron, podría estar implicado en la quema del furgón de la Guardia Urbana.

El paisaje fue desolador. Cajeros automático­s detrozados, saqueos, vandalismo, mobiliario urbano que tendrá que repararse... y ataque a un hotel al que intentaron, también, prender fuego. Trabajador­es del establecim­iento (de la cadena NH) evitaron males mayores, pero la cristalera y parte del mobiliario del ‘hall’ quedaron hechos añicos. Todo ocurrió muy rápido. Antes del toque de queda de las 22 horas, ni había manifestan­tes ni se produjeron más incidentes.

Aragonès, equilibris­ta

A diferencia de lo ocurrido en las noches previas a la de este sábado (va para una decena de jornadas violentas tras el encarcelam­iento de Hasel), en las que Pere Aragonès (ERC), presidente en funciones de la Generalita­t de Cataluña, brilló por su ausencia, ni un solo mensaje, anoche sí se pronunció. Lo hizo, como el resto de dirigentes políticos, a través de Twitter.

Aragonès mantuvo la equidistan­cia del que sabe que los manifestan­tes eran de ‘los suyos’ y tras defender la libertad criticó los «actos vandálicos» y «la violencia». «El saqueo o destrozo de comercios, la quema de mobiliario o el ataque a trabajador­es públicos no son ni libertad de expresión ni de manifestac­ión», señaló.

Se mostró sin titubeos Salvador Illa (PSC), quien envió todo su apoyo a los Mossos y la Guardia Urbana, y al resto de policías locales (también hubo incidentes en Sabadell). «Nuestra condena sin matices a los actos de vandalismo y de violencia gratuita e injustific­ada», apuntó el líder del PSC. De la misma manera, Carlos Carrizosa (Cs), Óscar Ramírez (PP) y Manuel Valls, entre otros, lamentaron lo sucedido.

Ya habían quemado la furgoneta de la Guardia Urbana cuando en Twitter la CUP dijo: «Hoy Barcelona se ha llenado de lucha y solidarida­d».

Insultos Tras incendiar la furgoneta, los radicales espetaron a un agente: «Va, sal corriendo»

Condena Illa, Carrizosa, Ramírez, Valls... condenaron los ataques, a los que se sumó Aragonès, ‘equidistan­te’

 ?? PEP DALMAU ??
PEP DALMAU

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain