ABC (Castilla y León)

El cierre del puerto por el Covid ha fulminado un turismo que movía 500 millones en Mallorca y que repercutía en miles de negocios, la mitad cerrados o casi en la ruina. ABC recorre la ruta del crucerista por el moribundo casco histórico de Palma

- MAYTE AMORÓS PALMA DE MALLORCA

La Escollera es esa lengua de asfalto entre el mar y la catedral de Mallorca donde los guías turísticos se abren paso con vistosos paraguas en la mano y los autocares recogen a los crucerista­s para partir hacia los puntos de interés de la isla. Hace un año que el «kilómetro cero» de la ruta de los crucerista­s es un páramo. El último buque con turistas entró en la bahía palmesana el 14 de marzo de 2020. El Gobierno central decretó el estado de alarma ante la crisis sanitaria del coronaviru­s y cerró los puertos marítimos, tapiando también la entrada a más de 2,2 millones de pasajeros que llegaban por mar a la isla.

El casco antiguo de Palma, ruta clásica del crucerista, es hoy un escenario apocalípti­co plagado de locales con el candado echado y el cartel de «Se traspasa». Este turismo movía unos 500 millones de euros en Mallorca y repercutía en miles de negocios, hoy cerrados o al borde de la ruina.

Son las doce del mediodía y en las puertas de la catedral, no hay turistas ni flashes. Las típicas tiendas de souvenir están cerradas porque las postales de «Recuerdo de Mallorca» no tienen quien las envíe.

Las colas fuera del Museo de la Seu ya son historia. «Aforo de 400 personas», anuncia un cartel en la puerta, pero dentro solo hay una pareja de residentes con entrada gratuita. «A estas horas lo normal sería tener 2.000 o 3.000 visitas», calcula el recepcioni­sta, que se dedica básicament­e a controlar la llegada de feligreses a la misa de las 9.00.

Álex Fraile es guía turística y portavoz de la «Plataforma Sí a los Cruceros». Está en ERTE desde el inicio de la pandemia, al igual que los 200 colegas que vivían «al 99%» del turista que llegaba por mar. «La situación es crítica, hay compañeras que trabajan de cajeras de supermerca­do o informador­as Covid». Fraile no entiende las restriccio­nes en el puerto de Palma mientras Canarias tiene los suyos abiertos y hay compañías navegando desde el 15 de agosto en Italia o Grecia.

El paseo continúa por la calle Palau Reial con cafeterías cerradas y el emblemátic­o quiosco de prensa «se alquila». Casa Vila, la tienda fotográfic­a más antigua de la ciudad, ha cerrado tras 99 años. En la plaza de Cort nadie hace fotos al olivo centenario, y los dos hoteles de lujo, Cort y Capuccino, están cerrados. La mitad de la planta hotelera de Mallorca está cerrada desde octubre de 2019 sin recibir ingresos y actualment­e solo hay 47 abiertos en toda la Isla.

La calle Colón tiene algo de vida gracias a las joyerías, aunque los locales vacíos se han multiplica­do. Ni rastro de las chocolater­ías ni las heladerías que tentaban al paladar del turista.

Giramos la esquina a la desértica Jaime II. De los 55 locales, ya han cerrado definitiva­mente 26, y el chaflán

 ?? ALBERTO VERA ??
ALBERTO VERA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain