Casado reivindica el legado de Aznar y Rajoy y pide tiempo para su proyecto
▶El presidente de FAES aconseja al líder del PP que «marque el camino, defina la estrategia, tome decisiones» y dé la batalla de las ideas
El pasado y el presente del Partido Popular se vieron las caras ayer después de semanas de desencuentro, rupturas y mensajes hostiles de una parte a otra. La víspera del 25 aniversario del primer triunfo del PP en unas elecciones generales, José María Aznar llevó a Pablo Casado a su Aula de Liderazgo del Instituto Atlántico de Gobierno, en un ambiente muy enrarecido dentro del partido por el fiasco de las elecciones catalanas, la decisión de Casado de abandonar Génova para romper con el pasado de corrupción y las declaraciones de Aznar sobre la fractura en el centro-derecha. Por mucho que el líder del PP tratara de hacer las paces con el aznarismo, en el encuentro se percibió tensión y un distanciamiento entre el maestro y el alumno como no se había visto antes.
El acto académico empezó ya de forma diferente a otras ocasiones cuando entró cada uno por su lado a la Universidad Francisco de Vitoria. La foto de años anteriores, con los dos juntos y en sintonía, solo pudo captarse en parte una vez dentro, cuando intercambiaron unas palabras mientras les colocaban los micros.
Ya dentro del auditorio, el acto parecía organizado para diluir un cara a cara de Aznar y Casado. Junto a ellos, participaron Isabel Estapé, Manuel Álvarez Tardío y Manuel Pizarro, de quien el actual líder del PP fue jefe de gabinete en 2008 y que en este momento representa la imagen económica más limpia dentro del partido, con un referente como Rato envuelto en procesos judiciales. De moderador actuó el periodista Ignacio Camacho. En la primera fila entre el público estuvo la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, admiradora de Aznar y de Casado, como puente de unión entre dos épocas.
El encuentro había despertado el morbo político. Dos días antes, Aznar había presumido de dejar un centroderecha unido cuando salió del poder: «Cuando me marché entregué un partido y un espacio electoral unido. Lo que ha pasado después, pregúnteselo usted a los que vinieron después», afirmó en la Sexta, en una velada acusación que no gustó nada a la actual dirección del partido.
Pasado y presente
Ayer, en cuanto tomó la palabra, Aznar aclaró que no estaban allí para celebrar nada, ni siquiera el 25 aniversario de su victoria en 1996. Una afirmación que le valió a Casado para intentar sellar la paz con el pasado de su partido, con el que había roto de manera expresa y estrepitosa al anunciar el cambio de sede del partido y desvincularse de una etapa superada.
Casado puntualizó que él sí había ido a celebrar una etapa clave para la historia de España, por el resultado, por la consolidación de la Transición y por la refundación de un espacio electoral que estaba disperso. El líder del PP se mostró orgulloso del legado de Aznar y de Rajoy, «patrimonio de todos los españoles», y lanzó este mensaje: «Pinchan en hueso aquellos que pretendan dividir la nueva generación del Partido Popular con sus predecesores».
El guiño de Casado a Aznar tuvo poco eco en quien fuera su jefe político, que no le devolvió ni un halago, con unas palabras muy alejadas del discurso entusiasta con que recibió su elección como presidente nacional del partido, después del congreso extraordinario del verano de 2018. En los mensajes verbales y en los no verbales se vio que la complicidad entre ambos no es como la que había cuando el expresidente dijo de Casado que era un líder «como un castillo», en la convención política de enero de 2019.
Por aquel entonces aún no se habían celebrado elecciones generales, tras la moción de censura que Sánchez ganó a Rajoy en junio de 2018. Casado, y buena parte del PP, aún creía que el relevo generacional y el hecho de pasar página de la etapa de Rajoy con un discurso más oxigenado ayudarían a ganar a Sánchez en cuanto se convocara a las urnas. Apenas han pasado dos años y medio desde que Casado llegó al despacho principal de la séptima planta de Génova. Ayer volvió a insistir en una idea que viene repitiendo con más énfasis en las últimas semanas, cuando alguna voz dentro del PP, de momento de manera aislada, ha empezado a cuestionar su proyecto: tanto Aznar como Rajoy estuvieron siete años uno, y siete y medio otro en la oposición antes de llegar al poder.