AJUSTE DE CUENTAS
muchos libros al respecto. Cuando saltó la noticia de Holton, estaba revisando la reseña de uno de ellos que subraya que el conocimiento científico puede ser muy válido, pero inútil en cuestiones cotidianas.
Por ejemplo, conocemos con certeza que el uso de mascarillas reduce la posibilidad de padecer el Covid-19. Pero la ciencia no nos dice nada sobre si debemos abrir los colegios en medio de la pandemia. Sabemos que la falta de clases presenciales daña a los estudiantes, pero también sabemos que alumnos y profesores pueden enfermar. Resultado: países como España han decidido volver a las clases presenciales a toda costa, mientras otros no. Lo mismo sucede con la construcción de un depósito de desechos nucleares o con las eventuales secuelas de una vacuna.
No reconocer las limitaciones del conocimiento científico es una de las trampas que hay en las llamadas ‘políticas basadas en la evidencia’. Muchas veces se trata de evidencia de moda, circunstancial o sesgada, pero no hay que olvidar que las políticas deben ser esencialmente políticas, es decir, fruto de la deliberación pública.
Bajo el epígrafe «Adaptación del sistema impositivo a la realidad del siglo XXI», el Plan de Recuperación
y Resiliencia (PRR) afirma: «Los objetivos que se persiguen con la reforma del sistema tributario español son hacerlo más equitativo, progresivo y justo, al mismo tiempo que se profundice en el diseño de una fiscalidad verde, se incorpore la perspectiva de género y se potencien políticas públicas de interés general, como la protección de la salud».
La eliminación de la reducción fiscal que tienen los matrimonios cuando declaran el IRPF de forma conjunta –aunque ayer el Gobierno rectificó– es uno de estos casos de fiscalidad con perspectiva de género. El Ejecutivo lo planteaba como una política para fomentar la participación laboral femenina. Parece que no importase que 2,1 millones de familias se benefician de esta reducción cuyo coste asciende a 1.000 millones al año (la Airef dice que es más del doble). La revisión de gasto de la Airef de julio de 2020 señaló las ventajas e inconvenientes. Aunque el 10% de mayor renta genera casi el 20% del coste fiscal y las mujeres beneficiadas tienen una participación laboral 19 puntos menor que las que no, la reducción «sí que alcanza el objetivo de adecuar el impuesto a la estructura de las rentas del hogar especialmente en aquellos hogares en los que casi toda la renta la obtiene un perceptor y el hogar es de renta baja». jmuller@abc.es.