ABC (Castilla y León)

Hacedlo por Courtois

- POR IGNACIO RUIZ QUINTANO

Dos cosas debe este Madrid a Courtois, ese portero que siempre parece De Gaulle (siempre de teniente en la Batalla del Somme): que el Atlético no gane esta Liga y que el Chelsea no gane esta Champions. ¡Hacedlo por Courtois, que os ha mantenido vivos todo el año! Tampoco estaría bonito, para Florentino Pérez, que esta Liga la ganara Lopetegui, pero lo de Courtois me parece más humano.

–Y cuando Florentino pronunció el nombre de Keylor en la Asamblea del club, los socios compromisa­rios prorrumpie­ron en una ovación espontánea –susurraban a los caballos las viudas de Keylor a la llegada de Courtois.

A Keylor lo vimos el otro día hacer la estatua ante el centro, que fue gol, de Kevin de Bruyne, que es como el príncipe Harry del fútbol tiquitaque­ro de Guardiola. Pero las viudas de Keylor ya se han convertido en fieles esposas de ‘El Espárrago’ (mote de juventud de De Gaulle) belga, al que odiaban por traidor al Atlético, y ahora hablan como si lo hubieran descubiert­o ellas.

Con la misión de evitar que el Chelsea gane esta Champions viaja el Madrid a Londres y sin más equipaje que Courtois y Militao, una mezcla de Pepe y Ricardo Rocha que costó cincuenta millones que, comparado con Hazard (¿duque o pato?), que costó el triple, parece regalado. Recién llegado, y sin opciones de jugar, tapado por Ramos y Varane, fue burreado con el mote de ‘Limitao’. Todo apuntaba a que Militao sería a Florentino Pérez lo que Chigrinski a Laporta o Cleo a Casaus, y de repente, impulsado por la baraka zidaneana, surge la elástica figura de Militao como un canto negro de Guillén («Acuememe serembó. / aé; / myambó, / aé») que barre en las dos áreas, y Valdano deja caer el rizo de que quien bien cabecea, bien balonvolea, que son las mismas palancas. Hay que echar al Chelsea de esta Champions en Stamford Bridge, con dos paradas de Courtois y dos goles de Militao, uno de cabeza y el otro de volea.

–Al Madrid le falta lo importante en el fútbol moderno: conduccion­es profundas – fue el resumen que hizo Wenger, Míster Lúser, del partido con los ingleses en Valdebebas.

Wenger va de cartesiano por Londres, donde se ha labrado una reputación como Ian Gibson del fútbol, es decir, que dice bobadas y le pagan, pero es tan estirado que parece incapacita­do para entender el secreto de Zidane, su cosa («Yo no tengo estrategia, pero tengo otra cosa»). Mas a Wenger todo madridista ha de estarle agradecido porque un día rechazó hacerse cargo del Real Madrid, que hubiera llenado el Bernabéu de conductore­s profundos, un queso gruyere de centrocamp­ismos que al final siempre son escapismos. Veo, en fin, a Zidane salvando con su flor el honor de Courtois en Londres y ganando esta Champions en el Atatürk Olympic Stadium de Estambul, que para los castizos siempre será Constantin­opla. –Cuando yo estaba en Madrid, creía que todos los turcos salían de la Guindalera y de los Cuatro Caminos para vender pieles en la Puerta del Sol –confesó Camba camino de Constantin­opla para establecer­se de correspons­al, y dice que es una creencia compartida por todos los madrileños, pues para ellos, dice, Turquía es una invención industrial destinada a acreditar sus pieles, «así como Tarrasa es una realidad de la misma índole, destinada a desacredit­ar los paños».

La misión de Camba en Constantin­opla era un poco la que llevará a Zidane a la final, o sea, contar, Camba a sus lectores y Zidane a sus piperos, la ‘europeizac­ión’ (por la ‘europeizac­ión’ de España casi llegan a las manos Ortega y Unamuno) de Turquía, ahora estropeada por el feo de Erdogan a Ursula Gertrud von der Leyen (dama de acrisolada­s virtudes a la que ningún europeo ha votado para su cargo), pero… –…Europa no tiene fuerza ninguna de europeizac­ión –sostiene Camba, y eso sin conocer el fracaso de la Superliga –. No tiene ningún ideal expansivo con el que pueda influir al mundo. El único poder idealista con que hubiera podido Europa penetrar al mundo era el anarquismo, y el anarquismo ha fracasado.

Un amigo de los toros me recuerda que, si la escuadra veneciana hubiera alcanzado a tiempo el Estrecho del mar de Mármara, entonces los turcos nunca hubieran derrocado al Emperador Constantin­o Paleólogo, y Constantin­opla seguiría siendo Constantin­opla. Bueno, le digo, nos queda el zidanismo, y con ello vamos a probar ante la Sublime Puerta, con Zidane disputando a Guardiola, que va de moro veneciano, la Champions 14, y tocando el organillo con el codo y mojando pan en el vermú.

Thibaut Courtois

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